Por: Roberto Garrone

En el discurso de apertura de sesiones ordinarias en el recinto del Honorable Concejo Deliberante el intendente Guillermo Montenegro no pronunció nunca la palabra “puerto”. Si fuera apenas un problema discursivo el desinterés municipal por la suerte de la terminal marítima, vaya y pase.

En los hechos, el subsecretario de Asuntos Portuarios bonaerense, Juan Cruz Lucero, llegó el viernes a la administración portuaria para poner en funciones el nuevo viejo Directorio, los mismos nombres que heredó Gabriel Felizia cuando hace casi tres años asumía al frente del puerto.

El Gobernador tuvo que nombrar dos hombres a poco de asumir su gestión. Uno fue el propio Felizia. El otro fue Pablo Ciceri, que llegó al Directorio como representante de la Municipalidad en el cuerpo de asesores. Ciceri es empleado de Horacio Tettamanti, el dueño de SPI Astilleros y fue el pago que se cobró el empresario de la industria naval por haber jugado para Pulti en las elecciones que le permitieron llegar a la intendencia a Montenegro.

Ese es el valor que le dan al puerto: moneda de cambio en el chiquitaje de la política.

Esta semana el Parque Industria Gral Savio cumplió años, creo que 48, y también fue motivo de actos y discursos emotivos. Tampoco hubo vinculación con el puerto. Es lógico: ninguna de las empresas que operan en el Parque tiene vinculación directa con el puerto: ni exporta ni importa.

Nadie dijo nada de la obra pendiente de la conexión del gasoducto para brindarle servicio a varias empresas que aún esperan. La obra se anunció en tiempos del gobierno de Macri, debía venir desde Tandil. Pasaron casi ocho años y no hay noticias.

“No hay información oficial”, me dijo el viernes Ricardo Chevallier, el presidente del la administración del Parque, cuando le consulté al respecto. Montenegro anunció sí en el recinto del Concejo que ampliará la superficie del Parque. Ojalá venga con gas incorporado.

Lamb Weston comenzará a funcionar en un año y pocos meses. A full con todo en el 2025. Nadie hoy hace nada para vincular el Parque Industrial con el Puerto, circunvalación aparte, pero aseguran que el año que viene la fábrica de papas comenzará a funcionar y a exportar por el puerto.

Nadie tiene certezas, solo buenas intenciones. Deberían saber que Mc Cain, a 70 kilómetros, también se radicó en esta región del sudeste por la calidad de la materia prima y porque tenía una estación marítima próxima.

Pero hoy la fábrica canadiense no saca un solo contenedor con papa frita pre cocida congelada por Mar del Plata. Todo sale por camión hacia su destino brasileño y algunos contenedores desde las terminales porteñas.

Qué los lleva a pensar que Lamb Weston no hará lo mismo. Más allá que su destino principal es el mercado americano y no el brasileño como su competidora, hoy son las navieras las que manejan a discreción la carga.

No importa que el camión contamine, dañe la ruta, pueda generar accidentes, hechos de inseguridad, las navieras van por donde más les conviene. Lo sufre el puerto de Mar del Plata desde que el canal recuperó operatividad allá por febrero del 2015 y permitió el regreso de los portacontenedores.

Todos los años Aduana revalida los datos. Más del 80% de los contenedores que pasan por el scanner del puerto salen por la ruta hacia las terminales porteñas.

Claro que Lamb Westom no es Frigorífico Tito, pero Maersk domina el negocio a su mercedd y hoy carga lo que quiere y lo lleva por donde se le antoja sin que nadie diga nada.

En el primer bimestre del año los desembarques pesqueros en Mar del Plata disminuyeron un 35%. Las poco más de 15 mil toneladas de materia prima que faltan en comparación con el año pasado representa menos trabajo para miles de trabajadores.

Es cierto que el calamar está un poco más cerca de Madryn y la merluza bastante al sur, abajo del 47°S, por obra y gracia de la madre naturaleza, y la flota elige otros puertos para descargar la captura, pero queda al descubierto que depender exclusivamente de una actividad pesquera plagada de altibajos, no es la mejor receta para generar trabajo o “laburo” como le gusta decir a Montenegro.

El puerto es un páramo, los trabajadores se impacientan y buscan responsables. Las autoridades miran para otro lado porque no tienen respuestas. Cuando las gestiones son “buenas” o “malas” en función de la abundancia del calamar, en realidad no hay gestión.

Esta semana también, vale decir, los tres astilleros radicados en el espacio portuario, tendrán la posibilidad de ofertar por sus tierras y obtener un plazo de hasta 20 años de concesión. Antes eran permisos precarios de solo 5. En octubre del 2021 presentaron la nota al Consorcio. Los pliegos salieron 2 años y medio después.

Ahora falta la licitación para el servicio logístico en el muelle 2. Hoy el permisionario, Terminal de Contenedores 2, tiene un permiso de uso de 3 años. Falta que terminen las pruebas de peso que realizaron en las últimas horas para determinar la factibilidad de colocar grúas pórticos o móviles.

Felizia dijo que antes de fin de año saldrá la licitación. Lo mismo dijo antes de las elecciones de medio término, después de las elecciones y también el año pasado.

Queda claro que privatizar el muelle 2 no genera la misma pasividad en el sector pesquero que la extensión de los permisos para los astilleros.


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