El jefe de asesores del ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires, Enio García, señaló el riesgo de abrir más actividades en el AMBA y se refirió a la carga de las cifras sobre los fallecidos.
«Hay que entender como se registra la carga de esos datos, esto funciona así en todos los lugares del mundo. Los datos de mortalidad por lo general son los datos más confiables dentro del sistema, porque la persona que se muere tiene un registro si o si», aunque aclaró que hay demoras por «la complejidad para armar ese registro», explicó García.
Y afirmó que el sistema de salud en general, trabaja con registros de mortalidad dos años después. «Es normal por la complejidad de este registro que haya un delay. En el coronavirus se adaptó el sistema de vigilancia porque no podemos esperar tanto tiempo para tener ese registro».
«Adaptamos el sistema para poder tener un registro de cómo viene la mortalidad de coronavirus, y, si estamos en agosto que estemos haciendo carga de junio o julio no es para nada un problema, al contrario, un registro que tardaba normalmente año y medio o dos, lo estamos haciendo ahora casi en tiempo real, con algunos atrasos», consideró.
Cabe destacar que, en el caso de Mar del Plata, la cantidad de decesos informados oficialmente difiere de lo que se ha informado por las instituciones hospitalarias.
Según el reporte oficial la cantidad de muertos por COVID-19 en Mar del Plata es de 57, mientras que sí se toma el parámetro de lo comunicado por los hospitales y clínicas asciende a 65.
Por último, García se refirió a la ocupación de camas y dijo que «cuando arrancó la gestión, en el sistema público teníamos cerca de 850 camas y hoy estamos en 1.900, muchos critican la cuarentena prematura, pero si no hubiéramos tenido tiempo para preparar el sistema hoy estaríamos más que colapsados».
«Tenemos un 45% de camas disponibles todavía gracias al tiempo que tuvimos para preparar el sistema de salud», concluyó el funcionario e informó que el porcentaje de pacientes internados con otras patologías bajó y ocupan cerca del 40% de las camas, mientras que los pacientes con Covid-19 representan el resto de las ocupadas.