Por: Roberto Garrone

Los números estadísticos que reflejan las ventas de productos pesqueros a Brasil en cierta manera contradicen los lamentos que en las últimas horas estucharon autoridades sanitarias de SENASA de parte de industriales de la pesca, en oportunidad en que la cúpula nacional oficializó a Manuel Baldovino como nuevo Director del Centro Regional Buenos Aires Sur que tiene base en el puerto local, a metros de la banquina chica y custodiado por cientos de lobos marinos.

Al menos los que resumen la actividad en el primer bimestre del año contenido en el último informe de coyuntura que comparte la Subsecretaría de Pesca.

Entre enero y febrero del 2021 las ventas generales de productos pesqueros a Brasil alcanzaron las 5764 toneladas que generaron 13,7 millones de dólares. En este 2022 el volumen creció y fueron 6724 toneladas.

Pero creció mucho más el ingreso de divisas: esa carga generó 21,7 millones de dólares, casi un tercio más que el año pasado.

¿Es un espejismo que ya se esfumó?. Eso creen los industriales exportadores que conviven con innumerables problemas para cruzar la frontera brasileña. Hasta revelan que rechazan carga sin siquiera abrir las cajas. Por eso antes de participar de esa carrera prefieren otros destinos para la hubbsi, aunque no hay muchas opciones en el mapamundi con Rusia invadiendo Ucrania. Ambos mercados eran importantes como destino de la merluza.

¿Qué hubo de distinto para marcar los números en verde?, indudablemente la diferencia tiene forma de langostino patagónico. El marisco pudo ingresar de nuevo al mercado brasileño gracias a las gestiones de Dany Embajador luego de 8 años de estar bloqueado por el lobby del camarón. La noticia se conoció en marzo del año pasado pero recién a mitad de año el circuito se tornó fluido.

Pero en los meses subsiguientes y más allá de las expectativas moderadas que tenía el sector industrial en recuperar el mercado brasileño, justo en tiempos en que China no terminaba de recuperarse tras la pandemia y sus puertos eran una carrera de obstáculos logísticos y sanitarios, creen que Brasil nunca estuvo a la altura de las expectativas.

El fortalecimiento de la estructura sanitaria del SENASA para pulir las trabas que asoman del otro lado de la frontera, particularmente con la merluza hubbsi, era un compromiso que el propio Ministro Dominguez había asumido en la gira que la pesca desarrolló el mes pasado.

Lo asumió ante los más de 20 empresarios que lo acompañaron a Brasil, no sólo ante CAPECA como algunos de los presentes en la presentación entendieron que había intentado exhibir su gerente, Eduardo Boiero.

Claro que el compromiso por ahora no es más que una cuestión de nombres. Baldovino es un viejo conocido en el sector, con buenos antecedentes, pero que pasó a ocupar una silla vacía. El tiempo dirá si es la punta de lanza de un proceso más ambicioso que reconozca la importancia de la pesca en las economías regionales y que sus problemas sanitarios deben intentar resolverse con recursos técnicos y humanos. Podrían arrancar comprando más insumos para el laboratorio.

La misión por fortalecer el SENASA no es sencilla. Sobre todo porque en las últimas semanas parece haber quedado demostrado que el problema en la frontera brasileña para con la carga de merluza argentina no es sanitario sino político. Una decisión del gobierno de Bolsonaro en procura de equilibrar la balanza comercial.

Hubo camiones que fueron rechazados en 24 horas cuando lo lógico, si es por una presencia concentrada de Anisaki, el parásito más común que se habita en el músculo de la hubbsi, los resultados de los estudios de laboratorio en frontera demoran, mínimo 48 horas.

Estos rechazos masivos ocurren en un contexto supuestamente favorable; un paraguas que flexibilizó la llegada de merluza a Brasil con vistas a Semana Santa por 60 días que se desplegó justamente con la llegada de la comitiva argentina a Brasil.

Números que publicó el portal Pescare en las últimas horas dan cuenta de este fenómeno: el descenso de la carga exportable de merluza durante el primer cuatrimestre. El informe revela que la caída en las exportaciones con destino a Brasil se redujeron en un 30%. De 8467 toneladas el año pasado, Brasil compró 6 mil.

Esta semana que viene está prevista la llegada del Secretario de Defensa Agropecuaria, José Guilherme Leals, en una misión que nada tiene que ver con este problema pero desde el sector de la pesca harán fuerza para poder colarlo en la agenda bilateral.

Acompañar las necesidades de la industria en materia sanitaria revalidan los pergaminos de Liberman como un buen gestor; empático con las dificultades circunstanciales que atraviesa el sector, sean estos sanitarios o sindicales como también vimos el mes pasado.

El problema es cuando ya no alcanza con un Subsecretario rápido de reflejos sino de un mayor peso específico desde el lado de la política de Estado.

Y en este terreno no asoman semillas que germinen esperanzas. Envuelto en una crisis interna que carcome su legitimidad y la capacidad de gobernar con lo que le queda, una inflación que evapora el poder adquisitivo de su base electoral y corroe la rentabilidad del sector exportador, pensar en una queja formal a Brasil por el bloqueo a la merluza es una verdadera utopía.


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