(Por Lucas González Monte, enviado especial) El presidente Alberto Fernández clamó, en su primera intervención en la cumbre del G7 que se celebra en Alemania, por la necesidad del «diálogo» para alcanzar el «cese de hostilidades» entre Rusia y Ucrania, al tiempo que abogó «por la construcción de una nueva arquitectura financiera internacional que incluya a las periferias del mundo».
El mandatario, luego de agradecer la invitación al foro, señaló que su presencia en el G7 es en representación de la Argentina pero también en su calidad de presidente pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), espacio al que calificó como» un foro de diálogo y concertación que representa a 650 millones de habitantes».
El discurso de Fernández hizo eje en el conflicto bélico en Ucrania y en una necesaria remodelación del sistema financiero para que los «esfuerzos se equilibren y las ventajas se distribuyan con criterios de equidad».
Respecto de la guerra, recordó que la «Argentina condenó la invasión de Ucrania por parte de la Federación de Rusia» y reclamó «el pleno apego a todos los principios del multilateralismo» para alcanzar «la solución pacífica de las controversias y en el pleno respeto de los derechos humanos».
«Desde un comienzo reclamamos el cese de las hostilidades. Ahora necesitamos impulsar el diálogo entre las partes involucradas. La historia da cuenta de que cada conflicto terminó, con acuerdos logrados sobre la base de iniciativas concretas. Tomemos ya la iniciativa en procura de la paz. Hagámoslo antes que sea demasiado tarde», clamó.
Fernández subrayó que el conflicto entre Kiev y Moscú es una «una tragedia» que afectó a los flujos comerciales y la logística, «ya seriamente dañados durante la pandemia», alcanzando ahora «un punto crítico».
«Los mares están militarizados. La guerra promueve el gasto en armamentos en detrimento de la inversión en proteínas, salud o educación que tanto necesita la humanidad», agregó.
Fernández recordó a los presentes que hace exactamente 75 años, el 27 de junio de 1947, «se inició la conferencia de París que abrió el camino al Plan Marshall que ayudó a Europa a recuperarse tras la Segunda Guerra Mundial» y destacó que América Latina nunca contó con un mecanismo de ayuda de esa envergadura.
«En América Latina y el Caribe no soñamos con un nuevo Plan Marshall. Nunca tuvimos uno. Pero soñamos con un nuevo orden internacional donde los esfuerzos se equilibren y las ventajas se distribuyan con criterios de equidad. Soñamos con no ser discriminados por el mundo central y condenados a la marginalidad y al olvido», apuntó.
Para poder hacer frente a los desafíos actuales -entre los que incluyó problemáticas ambientales, sanitarias, energéticas y financieras- el jefe de Estado abogó «por la construcción de una nueva arquitectura financiera internacional que incluya a las periferias del mundo».
También pidió la revisión de la política de sobrecargos cobrados por el FMI, una situación que también sufre la Argentina a causa del endeudamiento de 2018: «Constituyen una penalización inadmisible en las circunstancias dramáticas que hoy vivimos», advirtió.
«Los derechos fiscales para las grandes corporaciones multinacionales, especialmente en la economía digital; el impuesto mínimo global como medio de implementación de protección climática; y un nuevo marco de tratamiento de las deudas soberanas también requieren una urgente implementación», agregó en el mismo sentido.
Como ya lo hizo en otras ocasiones, Fernández dijo que los paraísos fiscales «generan infiernos sociales» y constituyen «un ejemplo de injusticia social que posterga el derecho a un desarrollo sostenible e inclusivo».
Fernández brindó este discurso ante los presidentes, primeros ministros y titulares de Poderes Ejecutivos de Alemania, Francia, Estados Unidos, Japón Italia, Reino Unido, Canadá, todos los que integran el G7.
Además del presidente argentino, asisten como invitados los mandatarios de Sudáfrica, Senegal, India e Indonesia. (Telam)