«Pienso en Mariupol, ciudad de María, bárbaramente bombardeada y destruida», dijo el pontífice al rezar este domingo la oración del Regina Caeli en el Vaticano frente a miles de fieles que lo siguieron desde la Plaza San Pedro.

«Renuevo el pedido para que se establezcan corredores humanitarios seguros para las personas atrapadas en la acería de esa ciudad», demandó el Papa, en medio de versiones sobre pedidos del Vaticano no escuchados por las autoridades rusas en las últimas semanas.

«Sufro y lloro pensando en los sufrimientos de la población ucraniana, en particular los más débiles, los ancianos, los niños. Llegan noticias terribles de niños expulsados y deportados», denunció Jorge Bergoglio en una nueva súplica para que se detenga la invasión rusa iniciada a fines de febrero.

El Papa se preguntó además de forma pública «si se está de verdad buscando la paz, si está la voluntad de evitar la continua escalada militar y verbal, si se hace todo lo posible para que callen las armas».

«Les pido que no se rindan a la lógica de la violencia, a la espiral perversa de las armas, y que se llegue al camino del diálogo y la paz», añadió. (Telam)


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