Por: Roberto Garrone

Casi en simultáneo con los diez botellazos fallidos al casco del “Mar Argentino” para provocar el “bautismo” de la nueva embarcación y que todas las autoridades presentes, desde el ministro Luis Basterra al subsecretario, Carlos Líbeman, ponderaran la apuesta al fortalecimiento de la investigación y subrayaran la acreditación de conocimientos y soberanía que implicaba incorporar al nuevo buque que pondrá foco sobre los recursos costeros, armadores privados tenían que financiar una campaña de investigación para conocer el escenario con el que se encontrarán en un mes, cuando comience la zafra de calamar.

Estos contrastes regala el Instituto Nacional de Investigación Pesquera (INIDEP). El blooper del bautismo se pareció una maldición de la industria naval argentina. Acto innecesario para un barco que había tenido tiempo suficiente de tomar contacto con el agua en su viaje que lo trajo a Mar del Plata desde Vigo, España, donde se construyó a cambio de casi 8 millones de dólares por un crédito del BID, el Banco Interamericano de Desarrollo de la industria naval gallega.

Oscar Padin, el zoólogo que dirige al instituto, no menciona números. Solo dice que el presupuesto de este año es una extensión del año pasado y que el mismo ha sido muy bajo. Por esa causa fue que Liberman llamó a los armadores de CAPA, la cámara que agrupa a las empresas poteras que pescan calamar y los mangueó para pagar la campaña que emprendió el Victor Angelescu, el otro nuevo buque del INIDEP , el otro construido en Vigo por 28 millones de dólares, también financiados por un crédito del BID. Son rachas…

Los armadores poteros fueron los grandes beneficiarios en este 2020 de pandemia y sobreabundancia de calamar. Los desembarques del molusco casi que se duplicaron en relación al año pasado. Sacaron cuentas y se decidieron en apoyar el financiamiento de la campaña que les permitirá saber cuál es la abundancia del stock desovante de verano, al sur del paralelo 44°S.

Cada día de campaña del Angelescu cuesta 10.500 dólares y se estima que serán unos 20 días los que dure la travesía por las aguas patagónicas donde la flota potera comenzará a pescar a partir del 16 de enero, una vez que termine el aislamiento e hisopados de los tripulantes luego de las fiestas de fin de año.

El Angelescu fue reparado a mitad de año en una licitación de la que solo participó y ganó SPI Astilleros por un costo de casi 400 mil dólares. Quienes vieron la lista de tareas aseguran que en cualquier otro lado podría haber salido menos de la mitad. Tal vez por eso el INIDEP se quedó sin presupuesto para realizar la última final del año.

Padin mira con optimismo al 2021. Al menos desde lo operativo asegura la plena operatividad de los 3 buques de investigación y plantea un escenario ambicioso. 450 días de campañas para el año que viene.

No queda claro si son los que harán exclusivamente los barcos del organismo o suma los que la flota comercial suele hacer sobre recursos secundarios como la centolla y la vieira. Pero igual es un número destacable para un INIDEP que hace 5 años no puede completar la campaña global de merluza, la más importante del recurso, por volumen, más trascendente del caladero nacional.

Los trabajadores del INIDEP parece que deberán cultivar la paciencia. Con un 54% del personal percibiendo salarios por debajo de la línea de pobreza, Padin descartó de plano poder atender la demanda formulada por el personal científico técnico de un plus salarial. Deberán conformarse con el 18% en tres cuotas que aceptaron los gremios estatales que incluyó un bono de 4 mil pesos para las fiestas. Que bien… Pero la última cuota es para marzo del año que viene. Que mal.

Mientras no hay presupuesto para sacar a los investigadores de la pobreza en el INIDEP piensan en una reforma del escalafón y en un mecanismo que permita actualizar los salarios de una manera más eficiente. Como si fuese una empresa privada y no un organismo inserto en la administración nacional que mantiene contratos precarios con cientos de investigadores.

Los contrastes del INIDEP van más allá de los barcos de primer mundo y el salario de su personal cayéndose del tercero. Desde hace 3 meses un equipo técnico proyecta el perfil de un nuevo barco de investigación, más grande que los 53 metros del Angelescu, para surcar aguas australes y evaluar especies como merluza negra, de cola y polaca, compartidas con Chile, sobre todo, la flota saqueadora galllega y china que opera en adyacencias a la milla 200.

En el BID ya se frotan las manos


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