La escuela secundaria número 37 (EES N°37) volvió a convertirse en un auténtico set de grabación en el marco de la séptima edición del proyecto de cooperación apadrinado por el Festival de Cine de San Sebastián.

Con la coordinación de la cineasta española, Ione Hernández, se filmaron dos cortometrajes que, hoy, aguardan para competir en los festivales de escuelas de cine a nivel nacional e internacional.

Se trata de la edición número siete desde que se llevó a cabo por primera vez con la entonces directora del establecimiento, Olga Nahir Alfaro. «Gracias a su involucración y su entrega con los alumnos decidimos que esta era la escuela idónea para aplicar este proyecto», explicó Hernández, quien a su vez recalcó que la respuesta por parte del alumnado fue «tan positiva» que permitió que la repitiesen.

El proyecto, que pretende “dar talleres de cine en zonas desfavorecidas”, se desarrolló en tres etapas: preparación, formación y, por último, rodaje. La primera, tuvo lugar a lo largo de todo el año y de manera virtual, mientras que las restantes se efectuaron intensivamente en estas últimas dos semanas.

En la instancia de formación, junto a profesionales de la industria audiovisual, quienes fueron especialmente invitados para supervisar y acompañar a los alumnos, se realizó un «taller en directo» con el objetivo de «formar lo más esencial para el rodaje».

Tras una semana de grabaciones en diferentes locaciones de la ciudad, según afirmó la guionista, “el resultado fue dos cortos excelentes de una calidad bastante aceptable para entender las condiciones en las que han sido rodados y el tiempo récord”. “Ahora esperamos que nos inviten para competir en los festivales de escuelas de cine en todo el país”, agregó.

La EES N°37 fue elegida por el director Festival de San Sebastián gracias a su vínculo con el director del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), quien se contactó con la inspectora de la zona y la recomendó por su orientación en comunicación audiovisual. Ahora se llama San Sebastián, gracias al proyecto.

«Esta escuela tenía una fama extraordinaria y entendimos que era el mejor lugar para que al llegar hubiera un espacio para nosotros», reveló la cineasta, quien también detalló: «En la primera edición hicimos una dotación de todo el material profesional necesario para la realización de un cortometraje profesional y, además, instalamos una sala de posproducción con dos unidades de montaje».

De esta manera, la institución recibió dos cámaras profesionales, todos los juegos de lentes, los trípodes y los equipos de sonido profesional de iluminación. “Aspiramos en los próximos años a seguir completando estas unidades, tanto de filmación como de posproducción para que a los alumnos no les falte de nada”, expuso.

Tal como manifestó Iona Hernández, la iniciativa proyecto, propiciada por la Escuela, representa el “espacio en el que los estudiantes pueden soñar, sentir que pueden hacer otras cosas y ser parte importante de una creación en común”.


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