Por: Roberto Garrone
La patronal congeladora tangonera puso fin a su lock out luego de acordar con el SOMU una baja salarial y el compromiso de revisar valores el año próximo. La operación en Trabajo para mantener a Solimeno en la trinchera y no firme con los marineros marplatenses.
Para cuando se publicó la columna del domingo pasado, ese desahucio que compartían las patronales y también la comunidad de marineros del SOMU al ver que la temporada de langostino se escurría entre las manos sin chances de acuerdo, ya le había dado lugar a la ilusión.
Y esa ilusión no era fruto de los anuncios de MIlei en el campo de la Rural. El Presidente otra vez marginó al sector pesquero de cualquier ayuda vinculada con la rebaja en los derechos de exportación. Lo que Sturzenegger no logró con la Ley Bases busca conseguirlo con la estrategia de la exclusión y el abandono.
Para ese domingo Damián Santos, el hombre clave en esta semana crucial en que se destrabó una puja de más de cuatro meses, ya tenía casi cerrado un acuerdo con Durdos, Navarro y Zapata, El arreglo con los dirigentes del SOMU incluía el esquema 70/30, la absorción de los básicos en el sueldo proporcional por producción y la revisión de los valores cuando termine la zafra.
Pero las partes avanzaban 5 casilleros y retrocedían 3. Las trabas brotaban desde Mar del Plata y en varios frentes. Por un lado Oscar Bravo, el secretario General del SOMU en la ciudad, que les decía que tenía una oferta superadora con el acuerdo Fernet, del que se serviría Solimeno. Que con él salían varios barcos y se terminaba debilitando el bloque patagónico.
El resto de los dirigentes sacó cuentas y el peso de CEPA en el mapa de la patronal congeladora era escaso. Solimeno podía salir pero el conflicto se extendería varias semanas más. No había que ser muy lúcido para comprender que convenía devolver al agua 95 buques que sacar un mejor acuerdo con 20. Y de paso Navarro se llevaba una yapa: suturaba la chance que Bravo le hiciera sombra.
Para el bloque patagónico Solimeno siempre fue un dolor de cabeza. Y cada vez que la negociación retrocedía era porque Tony se mostraba permeable a zarpar en soledad. El reportaje en su portal a Damian Basail, en el que el segundo de Bravo se refiere a la “deshumanización” de los trabajadores pareció ser la señal de largada que activó todas las alarmas en la Patagonia.

Ahí salió a jugar el poder político provincial. Nacho Torres y Gustavo Sastre como mediadores de una última alternativa para salvar la zafra con todos adentro del acuerdo. De ahí la operación “Última Esperanza”, cuya primera misión fue evitar que Tony los abandone cuando la otra orilla del rio ya estaba a la vista.
A esta altura, más que “Tony”, en el puerto ya lo apodaban “Garrincha” por como gambeteaba la presión del SIMAPE y el SOMU para mover su flota. En el sur sabían que era el hombre clave a mantener adentro.
La continuidad de Valastro -su nieto, Martín Retrivi, Mariano Pérez en representación de Newsan y el abogado Oscar Geréz, viejo asesor de cuando los mosqueteros eran tres-, se mantenían en la negativa de no salir. Y “Pototo” ya había mandado a decir con Maria Lujan Galban, su gerente, que salía si lo hacían los otros.
El martes en el congreso de Seccionales del SOMU, Durdos negó que existiera la chance de incluir los básicos en la producción y pareció que otra vez el acuerdo se caía mientras en Mar del Plata algunos operadores negociaban, a su propia cuenta, la chance que, por única vez, el aguinaldo de las empresas de CEPA se pagara como los de CAPIP y CaPeCa, a promedio del semestre.
Toda oferta sindical marinera valía para romper el bloque y persuadir a que Solimeno salte del barco patronal. Con el acuerdo firmado el viernes si hace tres mareas en septiembre, pagará una y media en diciembre, con la flota ya amarrada e inactiva.
El miércoles comenzó a correr el rumor que la Secretaría de Trabajo no homologaría el acuerdo firmado por Daniel Antonio con los gremios de la marinería marplatense. Lo había deslizado Claudia Testa, la Subsecretaria de Relaciones de Trabajo, abogada laboralista que viene de la gestión de Jorge Macri. Ahora las alarmas se encendieron, pero en los despachos gremiales
En los sindicatos se sorprendieron porque justamente todo lo contrario había aclarado el propio Cordero a los gerentes de las patronales cuando las partes dejaron de negociar. Sin la firma de los gremios, los acuerdos individuales no corrían.
“Lo metieron a Antonio en un quilombo; ahora tiene que presentar el procedimiento preventivo de crisis”, aseguraban desde el sur. Un allegado a Antonio reconoció que “extraoficialmente” les habían dicho lo mismo: el acuerdo no corría.
“Es cierto que es un requisito (el PPC) para adherirte a cobrar bajo la modalidad 70/30 pero cuando firmaron los fresqueros se lo pasó por alto”, indicó un abogado sindical.
La operación de la patronal en la Secretaría de Trabajo para desactivar la amenaza Solimeno, según la óptica de los gremios, tenía nombre y apellido: Nacho Torres. El Gobernador de Chubut mantiene buenos vínculos con el macrismo, ala dura, de donde viene Julio Cordero.
“Nacho no sabe lo que es el 70/30, menos lo de los básicos a la producción”, negó la intervención de Torres uno de sus allegados.
Otros sospechan que quien orquestó la intervención fue el propio Santos. De vacaciones Eduardo Boiero, en ayuno de provocaciones Fernando Alvarez Castellano, entretenido con los 40 años de CAPIP, De la Fuente, el CEO del Grupo San Isidro fue el padre de la operación “Ultima Esperanza” desde el desahucio de la semana pasada.
El jueves otra vez Solimeno le dio la palabra que no saldría y esa mañana se sentó a esperar a que se ordene la interna del SOMU. En Mar del Plata seguían firmen en el rechazo a que se incorporen los básicos a la producción y creían en el compromiso de Durdos.
Así como se les puede cuestionar algunos pasos en falso en el proceso de negociación, digamos todo… la unidad que mostró el complejo congelador tangonero para mantener el lock out tal vez sea de lo más positivo que les dejó el viacrucis.
A todo esto Pablo Trueba le había avisado a Bravo que el SIMAPE no firmaría un acuerdo a la baja pero tampoco entorpecerían las negociaciones. Dejarían en libertad de acción a la (poca) gente que representan en la flota congeladora pero no saldrían en la foto.
El pre acuerdo se selló ese jueves a la tarde en las oficinas de Iberconsa en CABA porque Durdos fue acompañado por Zapata, Navarro, Valderrama y Bravo. El dirigente de Mar del Plata volvió a aclarar que no estaba de acuerdo pero acompañaba por las necesidades de los trabajadores.
El viernes fue el momento de la firma y las medias sonrisas. El rol de Santos se había cumplido el día anterior y no apareció para la foto. Tan afuera de todo estaba Fernanda Grimaldi que la gerente de CEPA se extrañó de no ver a los dirigentes del SIMAPE sentados a la mesa. La cuenta SOMU Comunica en Facebook reveló que se había llegado a un acuerdo pero al cierre de esta columna todavía no había puesto los detalles. Muy difícil todo.
La industria pesquera de Chubut cerró una semana inolvidable para sacar al sector de la terapia intensiva. El STIA que acepta un reajuste del 10% hasta fines de mayo 2026 y el Gallo Gutiérrez del SUPA congelado a valores de octubre 2024, con el compromiso de revisar los números si el IPC supera el 15% de acá a marzo que viene.
“La pesca tuvo un infarto y pudimos sacarla de terapia intensiva. Ahora hay que cambiar los hábitos, cambiar la dieta y hacer gimnasia para que el negocio se recupere”, resumió un gerente marplatense.
El salto cambiario ayudó a sacar cuentas con otros ánimos. La patronal dice que el acuerdo implica un achique del 12%; el gremio, menos de 9%; el parte de enfermo titula -15%… Nadie sabe cuánto es el recorte hasta que no se vean los recibos.
Se resta el 9% general donde el 70% se paga como suma no remunerativa. Se resta la cuota sindical pero ya habían aumentado los básicos… Parecen chirolas para todo lo que estuvo en juego y se perdió.
Siempre el conflicto caminó por la huella que dibujó la patronal. El lema fue “Pescar menos para no desaparecer” y lo recordaron en el mensaje compartido, tras el acuerdo, en el grupo de whatsapp que los une.
Ese escenario ya regala una incógnita para las próximas temporadas. Pescando la mitad de lo del año pasado, unas 40 mil toneladas, aún cuando la falta de oferta genere que el precio salte de 5,5 a 8 dólares, cuántos de los 115 barcos podrán pescar tan poco y sobrevivir.
Buen domingo