Desde mediados de marzo, y hasta el 13 de abril inclusive, en todo el territorio nacional rige un aislamiento social, preventivo y obligatorio como forma de evitar –colectivamente- la propagación de la pandemia del coronavirus. La medida, decretada por el Presidente Alberto Fernández, es necesaria para proteger la salud de todos y todas, pero también conlleva una serie de dificultades, sobre todo para quienes viven el día a día o no tienen condiciones básicas para garantizar esa cuarentena.

En ese marco, en pos de reforzar lazos comunitarios y cooperativos en cada territorio, distintas organizaciones de Mar del Plata impulsaron Comités Barriales de Emergencia (CBE) que, en su primera semana de trabajo, ya tienen presencia en 30 barrios de la ciudad.

“Las organizaciones y sectores que impulsamos los CBE estamos convencidos que debemos trabajar para fortalecer la red de asistencia social que ya existe, y que es amplia y bien robusta en nuestra ciudad. En cada barrio funcionan comedores escolares, comunitarios, cocinas populares, merenderos, programas de asistencia alimentaria para adultos mayores y muchos otros dispositivos de ayuda a la comunidad. Nuestro objetivo, en este contexto, es fortalecer esa red. Y eso implica integrarla y coordinarla, abastecerla de insumos de limpieza y protección y, sobretodo, de alimentos secos y frescos”, explicaron desde la coordinación del CBE.

Actualmente, funcionan Comités Barriales de Emergencia en Acantilados, Las Dalias, Las Heras, Nuevo Golf, Florencio Sánchez, Malvinas Argentinas, Félix U Camet, Newbery, Hipódromo, La Herradura y Virgen de Luján, entre otros.

En esos territorios, los CBE se constituyen como espacios de encuentro y articulación con las instituciones que ya vienen acompañando la vida de los vecinos en esos barrios: hablamos de iglesias, clubes, organizaciones políticas, sociedades de fomento, centros y salas de salud, dispositivos estatales de contención y comedores que se han abierto, incluso, a instancias de la constitución de los Comité. En este plano, la Universidad Nacional de Mar del Plata ha puesto a disposición todo su potencial para promover el desarrollo de estos dispositivos de articulación comunitaria.

“Entendemos que este es el momento de organizar el esfuerzo comunitario y la solidaridad para llegar a los que más necesitan ayuda. Debemos evitar con inteligencia, amplitud y grandeza que la emergencia sanitaria derive en una crisis social y alimentaria. Y por eso creamos, como herramienta, estos Comités de Emergencia”, apuntaron las organizaciones que los impulsan y que conscientes de que los recursos siempre son limitados, aunque las donaciones se vienen multiplicando, direccionan estratégicamente la distribución de los alimentos, artículos de limpieza y demás productos de primera necesidad en pos de que ninguna familia se quede sin la ayuda que precisa.

En este sentido, los Comités Barriales de Emergencia también se plantean como articuladores entre el territorio y las políticas de ayuda que se implementen desde el Estado. De ahí que la articulación no sólo se promueve entre vecinos e instituciones o entidades con base en esos territorios, sino que también los CBE funcionan como nexo y espacios de coordinación con las medidas que vayan adoptando los Gobiernos y que tengan impacto en los barrios de la ciudad.

Quienes impulsan los dispositivos aseguran que los CBE también son y serán fundamentales para monitorear precios y denunciar abusos; para acompañar y contener a personas que pudieran estar sufriendo violencia de género y para evitar que –en nombre del cumplimiento de la cuarentena- las fuerzas de seguridad incurran en prácticas violentas. “Los Comités velaremos porque el cumplimiento del aislamiento se realice con todas las garantías constitucionales”, advirtieron.

“La única forma de sostener el aislamiento social, preventivo y obligatorio es aumentando la cooperación, el abordaje integral de las problemáticas y la solidaridad. Estos Comités Barriales de Emergencia pueden convertirse en un instrumento clave para monitorear los territorios, tener diagnósticos y construir propuestas para actuar con efectividad y celeridad. Estamos convencidos y convencidas de que no hay tiempo que perder. Estamos llamados a construir unidad y colaboración. Y esta crisis pone a prueba nuestros valores como comunidad”, completaron.


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