La Mesa Directiva del Colegio de Arquitectos de la Provincia de Buenos Aires Distrito IX ve con preocupación lo que pueda ocurrir en la próxima temporada estival en las ciudades turísticas y balnearias que lo abarcan. Asimismo y dadas sus particularidades, señala que “debemos prestar especial atención a la región en general”.
Hace unos meses que, por ejemplo, en Mar del Plata, desde la Cámara que nuclea a los empresarios del sector de balnearios y gastronomía, han presentado un protocolo de funcionamiento circunscripto a su área de explotación económica. Todos los actores involucrados quedaron a la espera de la elaboración de algo similar para las áreas de uso público, “cosa que hasta ahora y de acuerdo con la información con la que contamos, nadie ha presentado”, acota.
Uso del Espacio Público
Es sabido que por lo pronto en esta localidad y otras del mencionado nuestro Distrito, existe un déficit en la cantidad de espacio público por habitante de acuerdo con los parámetros que estipula tanto la Organización Mundial de la Salud como la ONU Hábitat. Según un estudio realizado por el equipo de “Iniciativa de Ciudades Sostenibles y Emergentes” (ICES, 2012) del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Mar del Plata contaba con sólo 3.38 m2 de espacios verdes por habitante. Muy por debajo de los 10 a 15 m2 que estas organizaciones estiman como necesarios. Estos datos son previos e independientes de la actual situación generada por la pandemia.
Recurso Indispensable
“Sabemos que la próxima temporada estival nos enfrentará con una situación atípica y desconocida –expresan-. La necesidad de distanciamiento interpersonal exigido por las condiciones sanitarias imperantes, interpela a los gobiernos locales a tomar todas las medidas necesarias para disponer la mayor cantidad posible de espacio al aire libre. Esto se ve reflejado en los atinados proyectos que existen tendientes a generar corredores comerciales con prioridad peatonal, o corredores gastronómicos que maximicen los espacios exteriores de expansión En este contexto es lógico pensar que en las urbes costeras este año el recurso crítico no serán las camas de hospedaje sino el espacio de arena de uso público. En síntesis, podremos recibir tantos turistas como espacio de arena de acceso irrestricto dispongamos”.
Dilapidación del Recurso
Más allá de los protocolos aprobados para el área de explotación privada, que son relativamente similares a lo que ocurre en una temporada normal, están ocurriendo algunos hechos que parecen ir a contra mano de lo que la coyuntura exige. “Notamos incumplimientos en algunos sectores de la costa en cuanto al manejo exigido de la arena, o algunas obras civiles tendientes a minimizar el espacio natural y de acceso irrestricto en otras áreas. Las autoridades locales deben estar más atentas que nunca a estas problemáticas en las condiciones que impone la situación actual”, puntualizan.
Por otra parte, las autoridades colegiales manifiestan que “vemos como contradictorio que en las plantas urbanas se piense en aumentar los espacios de uso peatonal incorporando calles de restricción vehicular; ampliación de espacios de vereda para gastronomía y recreación; se busque incorporar a los sectores cerrados patios y terrazas, mientras que, por el otro, el sector privado de arena, (quizás el único espacio masivo que tendrá esta temporada) sigue sin ceder metros a lo público, o lo que es peor, se reduce por construcciones de dudosa legalidad; avance de concesiones y permisos para promociones, publicidad u otras actividades que cercenan superficie a lo público cuando más la necesitamos”. Y se pregunta: ¿Si se necesitan sitios para la nocturnidad con espacio libre, no sería bueno trabajar con estructuras efímeras durante la noche y sobre los concesionados a los privados?”.
Necesidad de Medidas Locales
Mar del Plata tiene una población estable de 650.000 habitantes a los que se suman millones de visitantes en una temporada normal. Para tomar como referencia esto es más de 20 veces la población de destinos alternativos como Pinamar, Villa Gesell o Miramar. La ciudad es emblema de la actividad balnearia en Sudamérica y es donde el “veraneo” se inició a nivel nacional hace casi un siglo y medio. Dadas las características distintivas de nuestras vecinas costeras, pretender que, desde una instancia superior del gobierno, ya sea Nación o Provincia, determinen un Protocolo para el funcionamiento de nuestras playas públicas no tiene sentido, y lo más probable es que eso nunca ocurra.
Conclusión
Por último, la Mesa Directiva de la entidad considera que en la próxima temporada estival “vamos a tener que atravesar una situación sanitaria delicada, que merecerá un equilibrio entre economía y salud. Desde los distintos sectores productivos sabemos que nuestras ciudades necesitan del turismo como principal generador de recursos económicos. La superficie de arena de uso público, será esta próxima temporada la principal materia prima necesaria para que todos los sectores económicos se puedan desarrollar de la mejor manera posible, dentro de esta difícil situación. Dilapidar este recurso avalando desde el Estado incumplimientos contractuales o materializando obras contrarias al sentido común, es una actitud suicida en la actual coyuntura económica y de desocupación que vive la región”, apunta.