Un proyecto de ley que busca prohibir la circulación de motos que tengan incorporados tubos de escape que provoquen explosiones, o «cortes,» fue presentado en las últimas horas en la Legislatura bonaerense por el diputado provincial de la Unión Cívica Radical (UCR), Valentín Miranda.

La iniciativa pretende, además, sancionar con una multa equivalente al valor de entre 5 y 50 sueldos mensuales de la policía bonaerense a quienes comercialicen escapes no homologados para ciclomotores, motocicletas, triciclos motorizados, cuatriciclos livianos y cuatriciclos.

En los fundamentos de la propuesta, que recibió el acompañamiento del bloque de Juntos por el Cambio, el legislador explicó que se propone lograr «la conducción segura para el conductor y los acompañantes; y sin molestias a terceros respecto de la emisión de ruidos provenientes de escapes libres o dispositivos ajenos al rodado que superen el nivel sonoro de ciclomotores, motocicletas, triciclos y cuatriciclos».

Concretamente, se pretende alcanzar una nula circulación en la vía pública de vehículos que tengan incorporados escapes libres, modificados los de fábrica o posean cualquier dispositivo que provoque explosiones o los denominados «cortes», cumpliendo con la ley 13.927 que obliga a poseer un equipamiento silenciador de escape.

De aprobarse el proyecto, se considerará como una falta grave la conducción de motos sin el correspondiente equipamiento silenciador de escape o que posean escapes libres, y no acordes al motor y cilindrada, o cualquier otro dispositivo que provoque «explosiones».

Por otra parte, se busca modificar el Código de Faltas de la provincia de Buenos Aires para establecer penalidades.

«Los ruidos molestos causados en la actualidad por esos vehículos constituyen un gran perjuicio para la vida cotidiana de los bonaerenses», describió Miranda y detalló que la Argentina «se encuentra en el quinto lugar respecto al índice de las poblaciones más ruidosas del mundo».

En ese sentido, remarcó que un informe realizado en 1995 por la Universidad de Estocolmo, y publicado en 1999 por la Organización Mundial de la Salud, denominado «Guidelines for community noise», consideraba los 50 decibelios (dB) como el límite superior deseable para las horas diurnas, mientras que para la noche se establecía en 30 dB a los fines de garantizar un sueño adecuado.

Graficó que «en ocasiones, los ruidos causados o ampliados por la alteración de piezas mecánicas (escapes libres o bien aquellos que incumplen las medidas requeridas) llegan a escucharse a unos 500 metros de donde se encontrare el vehículo, por lo que, ante reiteradas repeticiones, se vuelve un suplicio la convivencia con este tipo de impacto sonoro».

Para el diputado, los ruidos generados por las motos no sólo son perjudiciales porque generan contaminación sonora, sino que también producen «un aumento en la emanación de gases tóxicos en la vía pública».

«Estos ruidos, también configuran una de las causas más importantes en cuanto a pérdida de audición, trastornos de sueño y de la conducta, daños psicológicos», puntualizó y pidió contemplar «a los sectores de la sociedad que sufren más que otros esta problemática, como las personas con autismo». (Telam)


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