En 2015, Gonzalo García Guerrero tomó una decisión que cambiaría por completo el rumbo de su empresa y su vida: vender su fábrica de maquinaria metalúrgica para apostar a un rubro completamente nuevo. Lo impulsaba una necesidad clara: dejar atrás los ciclos largos y tediosos de venta de maquinaria pesada, y pasar a trabajar con un producto de consumo masivo, con mayor rotación y volumen. Así nació Bolsas Ecológicas, una pyme que hoy produce cerca de un millón de bolsas reutilizables por mes y abastece a marcas como YPF, Ferrum y FB.
Pero no fue un camino fácil. Todo empezó con una sugerencia casual de un amigo, que le habló de una tendencia en auge en Estados Unidos: las bolsas reutilizables de friselina. “Ya había dos o tres fábricas en el país que lo estaban haciendo, pero vimos una oportunidad real. Nos jugamos enteros”, cuenta Gonzalo.
Una máquina casera para empezar
Antes de importar maquinaria, el equipo decidió fabricar su primera máquina desde cero. “Era casera, la armamos nosotros. Fue un desarrollo larguísimo y muy costoso. Pero con eso empezamos”, recuerda. Desde los primeros pedidos –que rondaban las 20.000 bolsas mensuales– hasta la incorporación de nuevas líneas de producción y tecnología china de ultrasonido, el crecimiento fue sostenido y orgánico.
Hoy la fábrica no sólo produce casi un millón de bolsas por mes, sino que también ha internalizado procesos clave como la impresión, y se encuentra en plena expansión logística. “Ahora estamos por incorporar una camioneta para tener reparto propio. Seguimos invirtiendo”, dice su fundador.
Una apuesta que también es consciente
La decisión de fabricar bolsas ecológicas no fue solo comercial, también tenía un componente de conciencia. “Apostamos a un rubro que ayuda a dejar de usar plástico. Las empresas lo eligen porque saben que es lo que viene, y también porque sus clientes lo valoran cada vez más”, explica Gonzalo. El impacto no es menor: bolsas reutilizables que reemplazan miles de descartables, entregadas a través de cadenas como YPF en todo el país.
Entre sus principales clientes, destacan rubros como supermercados, empresas de consumo masivo, ferreterías y constructoras. La personalización de las bolsas también juega un papel importante: los pedidos al por mayor permiten abaratar costos y generar productos a medida para cada marca.
Detrás de Bolsas Ecológicas hay una historia de reinvención, de manufactura nacional y de compromiso con una economía más sustentable. “Podríamos haber hecho papel higiénico o cualquier otro producto de volumen. Pero elegimos este, porque además de vender, aporta”, cierra Gonzalo.