Buenos Aires, 27 de mayo de 2025 – Desde la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) advirtieron en un comunicado que está incrementándose el consumo de cigarrillos electrónicos o vapeadores, unos dispositivos dotados de una percepción de aparente menos daño a la salud que los cigarrillos clásicos, pero que en realidad incluyen el consumo de nicotina y otras sustancias tan o más dañinas y, además, promueven la entrada del público joven al tabaquismo y a otras adicciones.

La información fue difundida como parte de la Campaña Nacional ‘El vapeo y sus riesgos’, que está impulsando la propia Sociedad Argentina de Pediatría, y en el marco del Día Mundial sin Tabaco, que se conmemora el 31 de mayo.

‘Nos encontramos frente a un grave problema sanitario. Nuestra población joven ha encontrado nuevas formas de consumo de nicotina y otras sustancias tan dañinas como el cigarrillo clásico (que mata a 8 millones de personas en el mundo cada año y a 45.000 en nuestro país ): los cigarrillos electrónicos o vapeadores’, afirma la SAP en el documento, que fue elaborado por las autoridades del Grupo de Trabajo de Consumos Problemáticos y del Comité de Neumonología de dicha institución.

Tal como refirió la Dra. Silvia Cabrerizo, pediatra y toxicóloga, Secretaria del Grupo de Trabajo de Consumos Problemáticos de la Sociedad Argentina de Pediatría, y una de las autoras del documento, “estos dispositivos, además de saborizantes tendientes a captar el gusto de los adolescentes e incorporarlos en la conducta adictiva, como sabores frutales, a chicle, chocolate, vainilla, menta, o bebidas cola, entre otros, generalmente contienen sustancias potencialmente cancerígenas, como propilenglicol, diacetilo, glicerina vegetal, acroleína y formaldehido, además de otros ingredientes muchas veces desconocidos o sobre los cuales no se testearon sus consecuencias en la inhalación”.

“Es importante aclarar que en la Argentina está prohibida tanto la venta, como la distribución y promoción de estos dispositivos vapeadores. Sin embargo, están al alcance de cualquiera debido a un comercio ilegal y se desconocen su origen y los procesos de fabricación”, sostuvo por su parte otra de las autoras, la Dra. Hilda Giugno, médica pediatra y neumonóloga pediatra, Secretaria del Comité de Neumonología de la SAP.

Por otro lado, el trabajo de los especialistas de la SAP refiere que ‘en 2023, la Encuesta Nacional Anual sobre Tabaco Juvenil (realizada en EE..UU.) evidenció que más de 2,1 millones de jóvenes usan cigarrillos electrónicos. Las estrategias inteligentes del marketing de las tabacaleras han direccionado sus ventas al público joven, al que es conveniente iniciar en la adicción (las estadísticas de consumo de tabaco convencional van en descenso en los últimos 30 años), por lo que el packaging y las efectivas acciones para su venta están especialmente diseñadas para atraer al público joven’.

‘Está ampliamente difundido entre ellos la falsa idea del “bajo riesgo“. El vapeo no es inofensivo. Implica riesgos reales para la salud y la seguridad, como la adicción y otros efectos negativos para la salud. Los adolescentes que vapean tienen mayor incidencia de tos, sibilancias, náuseas, vómitos, dolores de cabeza y mareos’, insisten desde la SAP. 

“No debemos perder de vista tampoco que la maduración del cerebro se alcanza recién a los 25 años de edad, por lo cual la exposición a este tipo de sustancias puede generar adicción y provocar daños irreversibles. También influye negativamente en el aprendizaje, en la memoria y en el poder de atención. 8 de cada 10 fumadores se iniciaron en el tabaquismo antes de los 18 años de edad, por eso es tan importante realizar acciones preventivas y de concientización a edades tempranas”, afirmó la Dra. Sandra Barría, también médica neumonóloga pediatra, Prosecretaria del Comité Nacional de Neumonología de la Sociedad Argentina de Pediatría. 

Los adolescentes se acercan al vapeo buscando pertenencia, alivio emocional o por simple curiosidad, sin medir los riesgos que eso implica. Diversos estudios muestran que la nicotina presente en la mayoría de los vapeadores altera el desarrollo del cerebro adolescente, aumentando el riesgo de ansiedad, depresión, irritabilidad y trastornos del sueño. Además, la dependencia que genera puede profundizar estados de malestar emocional, deteriorar la autoestima y entorpecer la regulación de las emociones. Lejos de ser inofensivo, el vapeo instala una relación precoz con una sustancia adictiva en una etapa vital de gran vulnerabilidad psíquica.

El Dr. Maximiliano Salim , médico neumonólogo del mismo Comité, destacó que “se ha documentado que el vapeo excesivo puede desencadenar una enfermedad respiratoria potencialmente mortal, denominada ‘Injuria Pulmonar Aguda por Cigarrillo Electrónico’ (EVALI, por sus siglas en inglés), que se caracteriza por una lesión inflamatoria con riesgo de ocasionar un deterioro significativo de la función respiratoria. De hecho, el Ministerio de Salud Nacional ha emitido comunicados para alertar al sistema sanitario de este fenómeno”. 

Finalmente, el documento alerta sobre que ‘los adolescentes comparten este consumo con pares, para pertenecer a grupos y para calmar su ansiedad’. E insiste: ‘Los adolescentes que vapean tienen más probabilidades de comenzar a fumar (consumo dual) o luego consumir otras sustancias de abuso. A diferencia de los adultos, los adolescentes están utilizando estos dispositivos como la puerta de acceso al consumo y no como “ayuda” para reducir la adicción’.


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