Por: Roberto Garrone

Desde que el gobierno anunció el pasado 10 de abril que los productos de la pesca quedaban incluidos en el Programa de Incremento Exportador con que el gobierno ruega por la liquidación de dólares del agro y las economías regionales, a cambio de 300 pesos por cada uno, nadie en la industria pesquera pudo gozar del beneficio.

Es toda una paradoja que el mismo gobierno que necesita los dólares casi como para respirar, para prolongar la agonía, dilatar el estallido y alimentar las remotas chances electorales con el plan “llegar a octubre”, sea el mismo que germina burocracia y planta obstáculos que impiden que lleguen a las cada vez más flacas reservas del Banco Central.

Como no es lo mismo trabajar en tierra que en el mar, y eso devino en la conciliación obligatoria que tiene por estas horas a dirigentes del SICONARA y las cámaras armadoras de la pesca sacando cuentas y cuentas para ver cómo engordan las horas extras, ordinarias y extraordinarias, y ponen a dieta la producción, tampoco es lo mismo producir y exportar vino que capturar merluza o langostino.

Una de las características de la industria pesquera es su perfil netamente exportador. Por eso costaba hasta el cierre de esta columna que empresas que no venden un kilo de langostino al mercado interno deban ajustarse y adherirse al programa Precios Justos, una iniciativa enfocada al mercado interno pero que figura como uno de los requisitos a cumplir para recibir 300 pesos por dólar.

Abro paréntesis… Enfocado más o menos porque a juzgar por el valor al que llegó el filet de merluza, tubo de calamar o colas de langostino ya peladas en vísperas de Semana Santa, de Justos tuvieron poco y nada. Cierro paréntesis.

El jueves por la noche hubo un zoom con referentes del sector exportador con la Subsecretaría de Comercio para ver como saltaban ese obstáculo. “Mañana va a quedar todo solucionado”, prometieron cerca de Matías Tombolini.

El viernes habían dado un paso adelante pero todavía faltaba para terminar los trámites. “Si no tenés nada declarado en el IVA en los últimos 18 meses no informás nada”, contó un industrial exportador. Ahora queda solo el registro en AFIP.

Mientras lo intentan, hace casi dos semanas que todo el comercio exterior pesquero estuvo casi paralizado ante la incertidumbre que generan las demoras. El botón de muestra fue la escala del “Madrid Trader”. El feeder de Maersk levantó apenas 40 tachos en Mar del Plata.

Este laberinto burocrático lo caminan los sectores de la pesca que no tienen vinculación con el mercado interno. Para las empresas que sí lo tienen, posiblemente quieran borrarlos.

Es que deben asumir el compromiso de vender de forma constante e ininterrumpida la totalidad de las mercaderías que ella comercializa al mercado externo, a un precio cuya referencia serán los valores promedio del mes de marzo de 2023, con un reajuste mensual del 1% acumulativo hasta agosto.
Pasando en limpio… Sólo podrán aplicar un reajuste del 5% en el tramo abril/agosto para las ventas al mercado interno. Si se mantiene la tendencia del comienzo del año, quedará 30% por debajo del nivel inflacionario.

Una ecuación que hace agua por donde se la mire. Para cuando se cierre la ventana del dólar pesca, las empresas ya habrán terminado de ajustar el 55% en los ítems fijos al salario del personal marítimo que sale a pescar y no andará lejos la actualización para los obreros del pescado que la procesan en las plantas de tierra.

En las especulaciones previas se mencionó que esta ventana de tipo de cambio diferenciado permitiría al sector pesquero liquidar por cerca de 500 millones de dólares, un 28% del total exportado el año pasado.

En las últimas horas CAPECA dio a conocer las exportaciones del primer trimestre: 468 millones de dólares para 115 mil toneladas vendidas. Un 15,5% más en divisas que en el mismo período del año pasado. Las ventas de las colas de langostino en marzo crecieron 62% en volumen y 55% en valor. 196 millones de dólares.

Hoy esos números son perfectamente posibles. Sobre todo por el langostino que todavía espera en cámaras tras la abundante zafra en Rawson y lo que quedó de aguas nacionales. El calamar no aportará mucho: la zafra es regular y a la flota altera malas y buenas noches en la unidad de manejo norte.

El martes arranca en Barcelona la Seafood Explo Global. Será una prueba de fuego para conocer el nivel de demanda de los mercados y si los precios del entero comienzan a subir, ahora que parece controlada la inflación, ellos sí pueden, y los costos de la energía no son tan importantes en los costos familiares de Europa, ya en primavera.


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