Por: Roberto Garrone
En Mar del Plata el chorro de la canilla que vuelca obreros del pescado a la calle o los deja en garantía horaria tomó vigor con el cierre de Sur Trade y sus plantas satélites.
Mientras que la apatía del gobierno central por aliviar la crisis de competitividad en el sector expone con mayor nitidez la zanja que separa los intereses de las empresas integradas con obreros registrados y buques congeladores de aquellos que tienen personal pero con barcos fresqueros y aquellos que ni flota tienen, a la hora de sellar reajustes salariales para el personal de tierra.
En paralelo florecen otras historias que, a tono con estos tiempos, no parecen regalar finales felices.
Mirabella Productos del Mar es una empresa radicada en Chubut con planta de reproceso y una flota compuesta por 27 buques que el año pasado cobró protagonismo al comprar el 76% de las acciones de “Antonio Barillari SA” y levantó su quiebra por advenimiento y pago total, proceso que fue autorizado por el Juzgado Nacional Comercial N°16 – Secretaría 32- a cargo de Diego Manuel Paz Saravia.
Más allá que la decisión judicial fue apelada por algunos de los involucrados en el proceso, y que la AFIP reclama una deuda millonaria de la fallida que no apareció en el expediente que aprobó el levantamiento de la quiebra, los activos más importantes que se rescatan son los barcos “Santa Bárbara” y “Don Juan D´Ambra”, ambos con permisos de pesca irrestricto y dueños de una buena porción de CITC de merluza, que hasta el fallo, los operaba “Pesca Angela”.
De la tenencia precaria que otorgó el magistrado solo el “Santa Bárbara” estaba operativo ya que el “D´Ambra” hace años quedó abandonado en un sector próximo a la sección cuarta del muelle 2 y su único valor es el permiso de pesca.
En el traspaso del personal, firmado a fines de julio del año pasado, Mirabella SRL reincorporó a 19 tripulantes a los que les reconoció la antigüedad, categoría, remuneración y les garantizó embarque en el resto de su flota ya que el buque debía hacer dique para renovar su certificado de navegación y poder volver a pescar. Para ese menester estaba en conversaciones con distintos astilleros.
“Carli” Rocca es el referente de Mirabella. En declaraciones a Canal 12 web el empresario sostuvo por esos dias que la finalidad de la compra era ampliar la flota del grupo, como comenzar a trabajar con merluza, una especie que la empresa no estaba exportando. Los más de 7 mil cajones del “Santa Bárbara” servirían para tal fin y operaría desde Mar del Plata.
«La intención nuestra de comprar la quiebra fue más que nada por los activos que tenía Barillari, puntualmente los barcos», resaltó en declaraciones al medio chubutense. Pero la historia parece ser otra.
A solo 100 días de haberse quedado con el personal y el compromiso de subir al “Santa Bárbara” a dique, Mirabella pareció cambiar de planes o exhibir los verdaderos.
La empresa pidió y logró que el juez Paz Saravia les permitiera transferir por 24 meses, prorrogables por idéntico plazo, los permisos y la cuota de los dos barcos fresqueros.
Ya transcurrió un semestre y Mirabella tampoco ha embarcado a ninguno de los trabajadores a su numerosa flota ni ha avanzado con la contratación de un astillero para hacer dique y renovar el certificado del “Santa Bárbara”.
Los tripulantes enviaron pedido de embarque por telegrama a la empresa pero ninguno pudo conseguir viaje. Sólo lo logró uno y por mérito propio: viajó al sur a buscar embarque y a través de un conocido pudo subirse como relevo al “Skiper”.
La falta de trabajo para el resto parece generar los resultados que busca Mirabella: 9 tripulantes quisieron arreglar la salida y buscar otros horizontes. Según contó uno de ellos, la oferta de indemnización no alcanzó al 20% de lo que les correspondía.
El desinterés de la nueva propietaria por su nuevo activo llega hasta no designar los serenos para su custodia mientras flota en la sección 12, debajo de la galería de los silos en el muelle 3 del puerto marplatense. Mirabella explicó que no podía gestionar sus plásticas habilitantes por una deuda que arrastraba de los tiempos que eran propiedad de “Pesca Angela”.
El SIMAPE denunció esta situación ante la Secretaría de Trabajo de Nación pero desde la dependencia no habilitaron la audiencia entre las partes. En el gremio reconocieron que había una deuda ante el Consorcio pero correspondía a la propia Mirabella por más de 50 millones de pesos por el canon de uso de puerto, aunque aclararon que la misma no impedía que se tramite la habilitación de los serenos.
“Eso es lo que siempre quisieron hacer… usar los permisos y sacarse a la gente de encima”, dice Pablo Trueba, referente del gremio de pescadores, quien todavía espera que la empresa aporte el comprobante del pago del seguro.
En las mismas declaraciones a Canal 12 web Rocca aseguró los principales activos que incorporaba Mirabella comprando la quiebra de Barillari, además del Santa Bárbara y el “D´Ambra”, figuraba el “San Juan Primero”, también con cuota de merluza.
El pedido de la transferencia de los permisos de pesca incluyó la tenencia del San Juan Primero, trámite que por equivocación fue autorizado por el letrado del SIMAPE, aunque luego fue rectificada a instancias del tribunal.
Para Mirabella ese activo está vigente aunque el barco no pesca hace más de veinte años. En el Acta 24 del 2019 el Consejo Federal Pesquero determinó que la autoridad de aplicación suspendió el despacho a la pesca y el permiso de pesca del barco.
“Sin perjuicio de los trámites previos, pendientes de resolución (solicitud de transferencia por fin de vida útil y solicitudes de justificación de la inactividad comercial del buque) por medidas judiciales, la situación jurídica de estos trámites administrativos ha recibido un cambio sustancial. En efecto, aquellos trámites estaban asentados sobre el presupuesto de subsistencia del permiso de pesca”, sostiene el Acta.
La suspensión del permiso corría hasta que se levante la quiebra de Antonio Barillari, cosa que sucedió pero no está firme por las apelaciones. El permiso también estaría caído por la falta de justificación de la inactividad comercial aunque en Mirabella confían en poder revivirlo. La jurisprudencia pesquera argentina desborda de este tipo de milagros inesperados.
Buen domingo