El ex futbolista y actual formador de jóvenes, Facundo Alvanezzi, analizó con PUNTONOTICIAS el escenario actual de la formación de las nuevas generaciones de futbolistas.
«Siendo el mundo tierra fecunda llena de oportunidades y desigualdades, el fútbol provee ocasiones para todas las razas en diferentes niveles socio-deportivo como instrumento de cultura fértil. Allí el juego equipara estímulos emocionales y fidedignos mancomunados alrededor de una pelota», reflexiona en el inicio de la charla.
-En base a tu experiencia, ¿cuánto difiere el tipo de formación de un chico en las diferentes regiones del mundo donde estuviste?
Mi experiencia noble me autoriza para explorar la formación intelectual y deportiva de los jugadores que tuve el privilegio de entrenar. Debo señalar que la formación mundial donde estoy inmerso me llevó por muchos paisajes maravillosos diferenciando no sólo regiones, sino futbolistas de una cultura superlativa donde lo sustancial era el motivo de mi espíritu creativo en evolución permanente. Con certitud describo que no es lo mismo un jugador de Argentina, que un europeo, africano, u asiático, poniendo el acento en su instrucción deportiva y cultural para una enseñanza depurada, donde la pelota une lo que la civilización divide.
Existen connotaciones como la lengua, el tiempo, la infraestructura, el modo de aprender, los tiempos de asimilación, la madurez mundial con idiosincrasias disimiles, entrenamientos variados y diversificados por doquier que diferencian los estilos y la forma de aprendizaje en un tiempo determinado. Allí entendí que la evolución es escalonada y pausada más allá de los talentosos que siempre van más rápido que las masas.
En el año 2008, Alvanezzi desembarcó en el Basilea FC, institución en la que se desempeñó durante diez años en la tarea de entrenador específico de juveniles.
-¿Qué se valora más en las diferentes culturas del rol del formador?
En estás culturas son muy valoradas la educación, el respeto y la instrucción intelectual de los formadores. Cuidan mucho la integralidad vinculados al saber y el don de gente. Esto es vital para la retransmisión de conocimientos con un grado de humanidad insoslayable que impacta en la sociedad en modo eficaz. Allí lo humano por sobre lo deportivo es preponderante y deja constancia instructiva en cada joven y niño de una manera notable.
Debo decir que me identifica plenamente esta vocación bienaventurada de seguir esgrimiendo mis argumentos fidedignos y de seguir proponiendo valores superadores. Es loable la cultura general de los formadores, (hablan no menos de cuatro idiomas), lo cual facilita el aprendizaje y la comunicación universal para la integración en las diversas sociedades con un grado cultural muy elevado.
–Qué es lo más difícil de inculcarle a un chico de otras culturas.
Por lo general, lo más difícil de inculcar a los jóvenes de diferentes nacionalidades es la metodología de entrenamiento y de juego (no menor a seis meses de adaptación). A ello sumado la intensidad y velocidad técnica de interpretación de los variados sistemas para ver las jugadas con óptima visión cosmopolita.
También lo elevado de los ejercicios de técnica individual y colectiva aunado a un estilo atildado y siempre cambiante. Y el cambio de mentalidad para integrarse a un club inmenso como Basilea FC que siempre los exige para estar en la élite. Y demás aspectos no menores como la parte psicológica, de nutrición, de imagen y valores que identifican y respetan los colores del club cómo sentido de pertenencia irreemplazable.
Reflexión final
Siendo la formación vocacional mi estilo de vida, sigo soñando auspiciosamente con llevar mi enseñanza por el mundo generando ilusiones y aprendizajes y que al final de mi carrera, se pueda decir cumplí con mi expectativa de vida, «cultivar el talento ajeno siendo altruista conmigo mismo».