Por: Roberto Garrone

Pasó una nueva Coxemar en Vigo, con una merma considerable de visitantes, según apreciaron quienes estuvieron recorriendo los pasillos de la Feria. La SeaFood de Barcelona en abril pareciera que le va quitando protagonismo en la agenda de eventos pesqueros.

Cuando uno ya no espera nada de Juan Antonio, López Cazorla va y te defrauda otra vez. Incapaz de hilvanar un hilo con datos precisos en una participación de no más de 10 minutos. Si el método elegido fue ir “a lo que salga”, no salió. La máxima autoridad pesquera argentina se paseaba casi como uno más de los presentes en la Feria. La intrascendencia avanza.

Lo bueno de la Feria para la comitiva argentina, especialmente los enfocados en el negocio del langostino, fue descubrir que sus clientes europeos habían consumido casi los stocks de la captura de aguas nacionales. Hasta Tony Solimeno se olvidó por un rato de la molestia en una de sus piernas y estaba animado por las ventas.

Este año, como nunca, la zafra exhibió abundante captura de las mejores tallas comerciales, L1 y L2 o C1 y C2 para aquellos que descabezan en tierra y exportan cola en bloque. No solo mejores tallas sino que hubo más abundancia y se pudo hacer un producto de mayor calidad.

Sin dudas ayudó que en Rawson le hayan dado un respiro con su temporada fallida. Acompañó el buen tiempo para que las mareas fuesen más cortas y la amplitud de opciones que tuvo la flota dentro de la veda. Ahí estuvo bien Juan Antonio, digamos todo.

“No fue bueno abrir todo. Pescamos en tres meses lo que tenemos que vender en un año”, refutó un empresario con buques congeladores. La flota fresquera de altura y congeladora pescaron durante la zafra un 50% y 32% más respectivamente que el año pasado.

No es fácil hacer coincidir aspectos biológicos, velocidad de captura y estrategias comerciales. Todo en sintonía como para sacar el mayor provecho. Es imposible.

Esa mayor oferta fue absorbida por el mercado porque era justamente lo que el mercado necesitaba. Las exportaciones de langostino entero hasta agosto aumentaron en volumen 61,2% y en divisas, 65,1%, generando 307 millones de dólares de los 1374 millones que los productos pesqueros generaron entre enero y agosto.

“Más volumen no significa mayor rentabilidad”, me había aclarado Eduardo Boiero cuando desde CAPECA divulgaron los números de las exportaciones. “Vas a ver que en octubre se emparejan los números. Este año se pescó antes y más abundante en un período corto de tiempo y el final no fue parecido al que había anticipado el INIDEP”, reveló otro actor de la pesquería.

Las ventas de “cola” cayeron en volumen 12% y en divisas 13,2%. La mayor oferta no afectó tanto al precio promedio: 7540 dólares la tonelada, 1% abajo en la comparación interanual. Cola en bloque de langostino no es solamente el producto de las capturas de buques fresqueros sino que los tangoneros congeladores también pueden producir hasta un 30% de su bodega.

Tuve versiones diferentes en cuando a la demanda de L2-C2. Por un lado me dijeron que ni siquiera había quedado L2; ni acá ni allá. “Fue lo más buscado. Parece que en verano comieron más de lo pensado y ahora quieren para Navidad, aunque con precios bajos”, confió uno de los asistentes.

“El gran clavo es la C2, no se la venden a nadie porque compite con el vannamei”, reveló un empresario patagónico.

“En un momento se pensó que había muchísimo L2 y lo regalaron: 5 dólares FOB, incluso menos. Se vendió muchísimo L2 y no tanto L1 porque no querían bajar el precio. Hoy les queda L1 y nada de L2”, aseguró una tercera fuente consultada.

El camarón de cultivo es la gran amenaza del langostino patagónico en todos los mercados. En China la batalla no pinta bien. Ha bajado las compras de langostino entero 60% y de colas, 15%, aunque se ubica como el principal comprador.

Esta semana un empresario que, en lugar de Vigo eligió visitar algunos clientes en Estados Unidos me envió fotos del vannamei en las góndolas del supermercado. Pelado – devenado – tail on, envasado en piezas individuales en bolsas de 340 gramos, o presentado en bandejas transparentes, cocido, listo para consumir. A precios muy competitivos para el costo laboral argentino.. “Siamo Fuori”, resumió.

En este escenario complejo debemos insertar la zafra de aguas provinciales de Chubut. Sobre todo el valor al que están dispuestos a pagar el marisco las empresas en tierra. El intento de alguna de ponerle techo en 1,80 dólares no habría prosperado. No estará en los niveles del año pasado pero tampoco tan lejos: 2,10/2,20 dólares por kilo.

Si ocurre el milagro de que la CaFACH y el SOMU icen la bandera blanca de la paz en las próximas semanas, la prospección debería estar comenzando los primeros días de noviembre. Sobre la novela de la discordia no ha habido grandes avances y dominan discursos inflexibles.

Navarro volvió a reiterar lo importante que es para los marineros cobrar lo que les deben desde enero y los empresarios, lo fundamental que es cerrar el precio del marisco por toda la temporada.

El tamaño importa y el riesgo florece. La zafra de Rawson puede entregar lo que piden las plantas y el mercado internacional las primeras semanas de faena. Tal vez el menor esfuerzo pesquero aplicado el año pasado pueda generar mejores frutos este año.

Los antecedentes marcan otra cosa. Las tallas grandes se terminan a poco que pasan los Reyes Magos . Después las fábricas se atoran con un marisco que no le sirve a casi nadie pero que debe oficiar nuevos milagros: sostener la rentabilidad de toda la cadena y la paz social durante el resto de la temporada.

“Si Rawson pesca mucho langostino chico esta temporada, nos fundimos”, confesó un industrial con plantas de reproceso en Puerto Madryn.

Si el sentido común fuese el más común de los sentidos se podrían hacer acuerdos salariales con los gremios en función del tamaño del marisco, que en definitiva marca el nivel de rentabilidad de las empresas. Pero estoy pisando terrenos de ciencia ficción… el sentido común hace rato abandonó Chubut.

Buen domingo

Foto: ADN24Digital


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