Este viernes, en el Polideportivo Islas Malvinas de Mar del Plata, se disputó el clásico entre Peñarol, equipo de la máxima categoría de la Liga Nacional, y Quilmes, de la Liga Argentina, con la Copa Juan Pablo Sánchez en juego.
Pero lo que debía ser una fiesta, con ambas hinchadas presentes, se convirtió en un escándalo: fuertes enfrentamientos en las tribunas obligaron a detener el encuentro a falta de dos minutos y medio, cuando Quilmes superaba a Peñarol por 63-48 en ese momento.
El conflicto entre las dos hinchadas se intensificó en el tramo final del partido, con peleas cuerpo a cuerpo y un caos que incluyó el lanzamiento de sillas y hasta asientos arrancados de sus lugares. Aunque la policía tardó en intervenir, cuando lo hizo tampoco tuvo éxito de inmediato, siendo blanco de objetos contundentes y golpes.
Mientras tanto, el árbitro del encuentro decidió finalizar el partido, y los jugadores de Quilmes esperaron a que termine el lamentable episodio para celebrar su victoria. Con el correr de los minutos la situación finalmente se calmó y los jugadores pudieron levantar la copa, aunque entre una mezcla de cánticos, insultos y silbidos del público que seguía en el recinto.