El caso de la adolescente de 17 años que fue engañada y raptada por una red de trata en Mar del Plata conmociona al país. Su abuela, de 58 años, se hizo pasar como prostituta para infiltrarse entre los proxenetas y rescatarla, sin la ayuda de las fuerzas de seguridad.
Tras más de 20 días de sufrimiento, en la que luego trascendió que le pagaban a quien la secuestró $20.000 para violarla, finalmente pudo ser liberada y el proxeneta fue detenido. El mismo fue identificado como Sergio Gabriel Sánchez, quien se encuentra con prisión preventiva por orden del juez federal Santiago Inchausti, tras una investigación que llevó adelante la fiscal Laura Mazzaferri.
La titular de la Fiscalía Federa N°1 de Mar del Plata lo imputó por los delitos de «trata de personas con fines de explotación sexual agravada por aprovechamiento de la situación de vulnerabilidad de la víctima y por ser menor de edad, en concurso real por facilitación y comercialización de estupefacientes, más abuso sexual agravado con acceso carnal».
Rodrigo Tripolone, el abogado que acompaña a la familia de la joven, informó que la tortura de la víctima comenzó el 22 de enero pasado. Ese día, la adolescente, que es estudiante de cuarto año del colegio secundario, contactó a una mujer a través de Facebook Marketplace para intercambiar ropa. La intención era hacer un trueque de prendas de vestir.
Tras arribar al lugar acordado, en la esquina de Constitución y Della Paolera, la menor se paró en la esquina y fue abordada por la espalda por una persona que le puso un pañuelo en la boca y la subió a una camioneta.
Del rapto, durante el cual se le habría suministrado algún tipo de sustancia que la habría adormecido, habrían participado la mujer del trueque (identificada como A.S.), el conductor del vehículo y dos hombres que se transportaban en él.
Su abuela relataría luego a C5N: «Mi nena fue a hacer un trueque cuando se encuentra con esta chica. Estaba mirando la ropa cuando dos hombres le ponen algo sobre el rostro; no sabe si era un algodón o pañuelo. Se duerme y despierta ya secuestrada».
En su declaración a través de la Cámara Gesell, la menor indicó que no recordaba el trayecto que tuvo en esa camionera pero que, al despertarse, estaba dentro de un departamento rodeada de personas desconocidas. El lugar era en un edificio tomado, ubicado en la avenida Libertad al 4870, en Mar del Plata. Allí, fue drogada y prostituida durante tres semanas.
Explotación sexual
Según dijo, al despertar ingresó al cuarto un joven, de aproximadamente 20 años de edad, que se acostó e intentó abusarla. Luego de que se resistiera y llorara, la misma mujer que se encontró con ella en el trueque, ingresó y la golpeó, tras lo cual por miedo la menor abandonó todo intento de resistir al abuso.
«Le sacaron el teléfono y lo manejaba otra persona que me mandaba mensajes haciéndose pasar por ella para que me quedara tranquila», contó su abuela a los medios al trascender a la luz el aberrante caso.
Luego, apareció en escena quien sería su presunto proxeneta, Gabriel Sergio Sánchez, un hombre de 26 años. De acuerdo con la investigación, le suministraban cocaína, marihuana y pasta base, a la mañana y a la noche, y previo a cada acto sexual. Según su relato, el hombre cobraba aproximadamente 20 mil pesos a sus «clientes», dinero que quedaba en manos de Sánchez. La chica dijo que era forzada a tener sexo sin preservativo con personas desconocidas, en ese departamento y en otros a los cuales era trasladada.
Fabiana, la abuela de la víctima, intentó hacer la denuncia por la desaparición de su nieta pero según sostuvo, no tuvo en su momento respuestas de la Policía. Por eso, la mujer de 58 años, decidió tomar las riendas del caso. Le escribió a una amiga de su nieta el 13 de febrero para intentar conocer qué sabía de ella. Y obtuvo como respuesta: «Ella necesita ayuda».
Un día después, esa chica le envió un enlace por WhatsApp para unirse a un grupo, donde comenzó a hacerse pasar por una chica de 21 años, cambiando la foto de su perfil y tomando el rol de una supuesta prostituta.
En paralelo, la mujer continuó hablando con la amiga, hasta que finalmente le dijo que la fiesta era en el edificio de la avenida Libertad y que allí se encontraba su nieta. Se dirigió al lugar, siempre según su testimonio, acompañada de su otro nieto, hermano de la víctima.
El rescate
El 16 de febrero por la noche, Fabiana fue hasta al edificio señalado con la intención de meterse y rescatar a la adolescente. «Fui a eso de las 21. Pasé por la puerta con mi auto y no vi nada. Había gente que entraba y salía, pero ninguna de esas personas era mi nena. Decidí ir a la comisaría y avisar que sabía dónde estaba. Me acompañó el jefe de calle en un patrullero», contó Fabiana.
«Mientras los policías golpeaban un portón, yo daba vueltas con mi camioneta por la zona. Le había pedido al hermano mayor de mi nieta que me acompañara. No terminé de estacionar mi auto sobre la estación de servicio en Constitución cuando la vimos. El hermano se bajó corriendo, la agarró del brazo y la metió dentro del rodado. Tiré el asiento para atrás y le dije ‘acostate’. Y salí rápido manejando. Ella estaba muy drogada», relató la abuela sobre el dramático rescate.
Y finalizó: «Ella no sabía ni dónde estaba. No podía hablar, no sabía qué había pasado, estaba muy drogada. Estaba vestida muy provocativa, como una chica que ejercía prostitución en la calle. De top, corpiño, calza engomada y una zapatilla, toda crota, toda rota. Así la encontré yo a mi nena», describió Fabiana.
Ahora, meses después de haber liberado a su nieta, la mujer denunció que está recibiendo amenazas por Instagram. «Suben fotos de mi nieta diciendo que yo la mandé a trabajar ahí y que yo soy una vieja loca», contó la mujer.