Por: Roberto Garrone

“Cuánto más se acerca el delantero al arquero, más se aleja del gol”, dijo un viejo director técnico alguna vez para advertir en la necesidad de que exista un mayor espacio para poder definir con mayor precisión.

Esto sigue siendo una columna de pesca, no se preocupe amigo lector. Pero el dicho futbolero se adapta perfectamente a lo que sucede en Rawson con el conflicto entre la CaFACH y el SOMU por las diferencias de criterios a la hora de reajustar valores del kilo de langostino por inflación, que ya suma nueve meses de tensión e incertidumbre.

Cuanto menos tiempo falte para el inicio de la temporada de aguas provinciales en Chubut, más complejo será encontrar una solución equitativa que garantice el desarrollo normal y continuo de la zafra, con los beneficios que ella genera para trabajadores, empresas y arcas provinciales.

Y a menos de 45 días del arranque de la zafra la situación es crítica, con tendencia a empeorar. Más allá de alguna victoria circunstancial con forma de conciliación a la carta, el estrecho vínculo entre Nacho Torres, Gustavo González y Raul Cereseto, los referentes de la CaFACH, que hacía imaginar una panacea para el sector, cosecha más fiascos que beneficios.

El último paso en falso todavía está fresco. El intento del Gobernador de sentar a todas las partes para lograr un compromiso de paz social para la futura temporada fracasó antes de empezar. En la patronal costera no vieron con buenos ojos que el Gobernador le asegurara a Raúl Durdos que la diferencia salarial que creció a lo largo de todo este 2024 sería saldada antes de sellar el acuerdo por la que viene.

Cerrar la deuda generada y luego discutir los valores de la nueva temporada es justamente todo lo contrario a lo que piensan en la CaFACH. Están dispuestos a duplicar ese 20% adicional por producción de enero con el que ofrecieron compensar las diferencias en las liquidaciones. Pero una vez rubricada el acta acuerdo con los valores de octubre 24-marzo 25.

Hacerlo como le dijo Torres al Secretario General del SOMU sería elevar el piso desde donde partiría la nueva negociación. No es lo mismo arrancar de los 830 pesos que liquidaron las últimas mareas antes de quedar amurados al muelle, que hacerlo a 1300 pesos.
A la patronal le cuesta descifrar los gestos de Torres que en vez de allanar caminos, los siembra de vallas. Creen que han aportado suficiente documentación como para entender el rechazo de los armadores al planteo gremial.

Como el acta de 2018 donde los actuales dirigentes del SOMU rubricaron los reajustes sobre un precio base de referencia, en ese momento, 23,40 pesos por kilo, pero no acumulativos. El Gobernador parece encandilado con el futuro del PRO y su vínculo con el gobierno libertario y se olvida las bombas todavía activadas en su patio trasero.

A medida que pasa el tiempo y se acerca el comienzo de la temporada, los referentes gremiales refuerzan sus convicciones, Pero más allá de algún asado de camaradería donde no todos los dirigentes terminaron despiertos, al sindicato le cuesta cada vez más disimular las grietas internas.

Diego Tenorio impulsa la MARCH, Marineros Autoconvocados de Chubut, y ya disparó munición gruesa contra los representes locales. “El problema es que no hay diálogo fluido ni gente que nos represente bien. Los Delegados (del SOMU) son inoperantes”, fustigó desde el portal “Redes al Mar”.

En este tiempo la patronal se encargó de exponer los salarios de los marineros en conflicto para exhibirlos como los que mayores ingresos tienen dentro del oficio de toda la flota pesquera nacional. Un mes de zafra ideal, con 22 mareas y 40 mil cajones producidos, a razón de 575 pesos por cajón, con aguinaldo y francos, el tripulante gana 23,4 millones de pesos. Ese número con un valor de referencia de 830 pesos por kilo de langostino. Si hay temporada 24/25, los valores serán mucho más altos.

La realidad del resto de los marineros de la flota que opera desde Mar del Plata, por ejemplo, está a años luz de esos valores, con más noches durmiendo en el agua. A un marinero que embarca en un fresquero merlucero de 7 mil cajones la producción le come el básico. La marea dura 10 días y cobra 22 centavos de dólar por kilo de merluza, a un valor global de 205 pesos el kilo.

La producción del barco suma algo más de 5 millones de pesos. AL marinero le toca el 0,97% de ese valor: 492 mil pesos la marea. Ese número crece con los 407 mil pesos de acomodada, 27 mil de alistamiento y los francos compensatorios de casi 40 mil pesos. Una marea de 8/10 días, en bruto, le deja 1,5 millones de pesos.

Casi lo mismo que ganaría un marinero en Rawson la próxima temporada, en una marea que se inicia de madrugada y termina a primera hora de la tarde, del mismo día.

En un barco fresquero que participó de la zafra de langostino en aguas nacionales, el arreglo fue por cajón y en la mayoría “todo adentro”, esto es, aguinaldo, vacaciones, francos… El valor del cajón varió según el tamaño del barco y si hay o no faltantes, es decir, si la tripulación está o no completa.

Sin faltantes, a valores de junio, barcos de entre 1525 cajones y 3725 cajones, pagaron entre 645 pesos y 360 pesos por cajón. A eso hay que sumarle el viatico por marea, que rondó los 40 mil pesos. Con buen tiempo y sin demoras en puerto para descargar, un barco pudo completar 4 mareas. El salario del marinero no llegó a los 5 millones de pesos.

El ingreso de un marinero que embarca en un barco congelador es incluso bastante inferior. El “Coalsa Segundo” zarpó el 30 de julio y regresó a puerto el 6 de septiembre. Declaró 400 toneladas de filet y 500 toneladas de “chorizo”, un subproducto que parece tener mercado en Estados Unidos. Por el trabajo a bordo un marinero ganó 3,5 millones de pesos en bruto.

En un congelador tangonero los números son otros y las mareas, más cortas. También impacta el cambio en el impuesto a las ganancias. Un marinero de uno de los tangoneros de Solimeno con capacidad para almacenar 100 toneladas, cobró 2,3 millones de pesos el mes pasado y tuvo una retención de 1,47 millones de pesos por el impuesto.

En junio, en el mismo barco, el trabajador había cobrado 3,3 millones de pesos por la marea y de impuesto a las ganancias solo le habían retenido 302 mil pesos.
En Rawson la patronal accede a estos números y no puede creer que los marineros de su flota sigan sin ver la realidad que les toca vivir y pongan en riesgo una temporada donde pueden llegar a percibir ingresos totales por más de 100 millones de pesos.

Una irrealidad si lo comparamos con cualquier trabajador asalariado hoy en Argentina. Sin ir muy lejos y con un ejemplo de estos días: un comandante de un avión Embraer tiene un salario de 10 millones de pesos mensuales.

El de la flota costera en Rawson es un sistema a la parte donde de la producción se deducen los gastos como combustibles, lubricantes, cánones, víveres, etc. y se reparte entre los tripulantes según su rol a bordo. “Al marinero le toca una parte, que bien se lo ganan, pero pensá que al dueño del barco ya sacó el 19% y le quedan otras 7 partes”, advirtió Vera.

“Lo que no ven es que muchos gastos no ingresan en esa reparto. Estuve 10 días en seco y por pintura y unas reparaciones menores llegó una factura por 80 millones de pesos”, se quejó un armador.

En las últimas horas el presidente Javier Milei firmó el decreto para declarar «esencial» a la actividad aerocomercial y limitar los paros aeronáuticos. Teniendo en cuenta la importancia que tiene la zafra de langostino en aguas provinciales para el entramado productivo de Chubut, ¿podría Torres replicar la idea en Playa Unión?.

“No estamos facultados para tomar una decisión parecida”, confió un allegado al Gobernador, el viernes por la tarde. Pasan los días, las semanas, los meses y la zafra de langostino provincial se acerca cada vez más al arquero.

Buen domingo


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