Por: Roberto Garrone

Si hay una coincidencia en todo el sector pesquero por estos días, además de las dificultades asfixiantes al que los somete el modelo medieval libertario con anclaje del tipo de cambio pero que deja correr a ritmo inflacionario los principales insumos y costos de producción, es a la hora de ponderar el sistema de cuotificación.

El sistema de asignación de cuotas transferibles de captura (CITC) despierta elogios desde todas las cámaras empresarias. El que no pondera el “sistema virtuoso” subraya que “funciona”, y están los que valoran lo “equilibrado” y “sustentable”. Todas las cámaras pidieron que se repita el reparto tal como está por los próximos 15 años.

Pero alcanza con revisar el primer artículo de la ley federal de pesca para comprobar que 15 años después, eso de fomentar el ejercicio de la pesca en procura del máximo desarrollo compatible con el aprovechamiento racional de los recursos no promovieron “la obtención del máximo valor agregado y el mayor empleo de mano de obra argentina”. Todo lo contrario.

Las 319 mil toneladas que este año se asignaron de merluza se repartieron en 151 barcos pesqueros cuando en el 2012 el reparto fue para 219 barcos pesqueros. Además de la concentración de cuota porque se redujo de 90 a 70 las empresas cuya flota tenía cuota, la reducción de buques implica una pérdida de fuentes laborales entre los hombres de mar.

Insólitamente en el acta de esta semana tras la reunión del Consejo Federal Pesquero, varios gremios marítimos como Capitanes, SOMU, Patrones y SICONARA elevaron una nota en que solicitaron la renovación del sistema de CITC y la continuidad en su asignación. Ese guiño a la patronal sí que se puede ver.

En tierra el panorama es similar. El único dato medianamente confiable sobre el nivel de obreros registrados aparece en el padrón del SOIP en vísperas de las elecciones. En los 8 años que pasaron de las de 2014 a las del 2022 que convalidaron a Cristina Ledesma, la lista de trabajadores habilitados para votar se redujo de 3225 a 2524 personas. Y en Chubut el descenso fue aún más drástico solo con el colapso de Alpesca.

La principal tenedora de CITC de merluza, más allá de su nombre, Iberconsa Argentina, es una empresa española controlada por el fondo común de inversión Platinum Equity. Pesca en Argentina, exporta a Vigo y cotiza en Wall Street.

Iberconsa dispone del 14,23487% de la CITC, algo menos de 45 mil toneladas que pesca con 6 barcos arrastreros congeladores, la máxima eficiencia con escaso valor agregado y generación de trabajo en tierra.

A saber: “API V”, 3,21756%; API VII, 3,75951%; “Ceres”, 2,73920%; “Geminis”, 2,74010%; “Ventarron”, 1,61990%; “Verdel”, 0,15860%. Y se desprendió de tres fresqueros y sus cuotas: “Golfo San Matias”, “Coraje” y “Siempre Maria Rosa”.
El modelo de negocio dejaba conforme a Mary Ann Sigler. A la CEO de Iberconsa España hasta noviembre del año pasado la conocían como “La reina del Cash”.

Argentina hace su aporte enorme al flujo de caja que buscó Platinum al quedarse con la viguesa. La materia prima exportada triplica su valor reprocesada en Galicia. Cash, cash, cash.

Para tener una idea de lo que implica para Iberconsa el caladero argentino. España este año recibió un 10% más de su cuota de merluza para pescar en mares de la Comunidad Europea. La noticia moti.vó grandes titulares de la prensa especializada. Esa cuota fue de… 11 mil toneladas. Cash, cash, cash

Esas 45 mil toneladas en la planilla del exxel son muchas más en los muelles. Cuánto más es difícil de calcular a partir de los famosos coeficientes de conversión de la flota congeladora. Lo que traduce el pescado entero que entra a las fileteadoras automáticas y que sale convertido en filet sin piel, filet con piel, o tronco.

Hay un rango general según cada especie, pero cada buque tiene el suyo. Y no es información pública. Algunos rendimientos hacen creer que a bordo de los congeladors hay verdaderos cirujanos. Ahí hace la diferencia el modelo congelador.

Agrupado por algunas decisiones de manejo a contramano de la ley. El sistema de CITC establecía un máximo de concentración de cuota por grupo empresario del 10%. Pero en el 2018, en tempos de Juan Manuel Bosch al frente de Pesca, se estableció un traje a medida de los grandes grupos. Se elevó un 50% y la máxima concentración pasó al 15% de la cuota.

Pura casualidad: a los pocos meses Iberconsa Argentina, pero que renueva la flota en astilleros españoles, se quedó con Valastro y sus barcos congeladores “Ceres”,”Géminis” y “Ventarrón”. Para los trabajadores de Giorno tenía otros planes: habilitó un registro de retiros voluntarios y arreglos forzosos.

El otro beneficiario fue Antonio Solimeno que llegó al 10,22835% de la cuota. A favor de Tony es que todavía mantiene gente ocupada en el reproceso de merluza en su planta modelo y las Pymes satélites.

Esta semana en el SOIP estaban descuartizando la nómina de 151 barcos con cuota para determinar cuáles tenían relación con plantas en tierra. Ahí comprobaron que Moscuzza es dueño del 9,55370% de la cuota. Mucha para los tan pocos obreros registrados que tiene. Es que también la pesca mayormente con sus barcos congeladores.

En manos de tres empresas y 14 buques arrastreros congeladores se queda el 35% de la CITC total. Separada las cuotas sociales y los fondos de reserva, ese porcentaje se arrima al 45%.

La captura y reproceso a bordo es el modelo que impera en la industria. Más allá que es el más rentable, el producto es de mayor calidad.

En estos 15 años el fenómeno se acentuó hasta llegar al esquema actual. Ese primer artículo de la ley es cartón pintado porque nadie en estos años promovió su pleno cumplimiento. Nadie generó incentivos para que la merluza de tierra cobre valor.

Hoy el mercado de la merluza de tierra languidece por el excedente de oferta, falta de compradores, falta de obreros para que la reprocesen y rentabilidad negativa a la hora de exportarla. El que puede esquivar esta agonía, sale a pescar con los barcos congeladores.

Pero si van a repetir el mismo modelo de reparto actual por los próximos 15 años, al menos tengan el decoro de modificar el primer artículo de la ley.

Buen domingo


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