Por: Roberto Garrone

En medio del “ajuste más importante de la humanidad”, uno de los eslóganes preferidos del presidente Javier Milei, hay algunos negocios atados a las funciones que debe cumplir el Estado que parecen quedar a salvo del corte de la motosierra.

La gestión que no repartió y permitió que se pudran miles de toneladas de alimentos y dejó sin medicamentos oncológicos a pacientes terminales, prosiguió la licitación nacional e internacional 038/23 para la adquisición de 4 buques tipo OPV para la Prefectura Naval Argentina.

Una administración que generó más de 3 millones de nuevos pobres en el primer trimestre del 2024 se dispone a gastar 300 millones de dólares en embarcaciones que podrían esperar un contexto social y económico más favorable.

El proceso había sido iniciado por el gobierno anterior y hasta contó con la venia del sindicato de obreros navales luego que la Secretaría de Industria otorgara un plazo ridículo a los referentes de los astilleros nacionales para que elaboren un proyecto de construcción y lo presupuesten. Todo en medio del tembladeral económico y las restricciones a la importación de piezas claves para el desarrollo de la propia actividad. Pura ciencia ficción.

La semana pasada se abrieron las ofertas de la licitación y los sobres con las ofertas por la construcción de las patrulleras. “Un fraude de Prefectura devela corrupción en la Armada”, titula un documento elaborado por Raúl Podetti esta semana. El autor es ingeniero y consultor naval que sigue con atención la evolución del proceso.

Se presentó Kership, un astillero estatal francés que cotizó las patrulleras en 287,7 millones de euros, los holandeses de Damen ofertaron 294,4 millones de dólares. Hubo una tercera empresa, “Siderworld” SRL que ofertó apenas 6 millones de dólares. No, no salen tan baratas: debió tratarse de un error de tipeo.

Con Patricia Bullrich ocupando el mismo cargo de Ministra de Seguridad, aquella vez no hubo licitación sino compra directa de las patrulleras para la Armada en 2018. Ahora que tiene que competir, Kership, catalogado como el más corrupto del mundo, cotiza las embarcaciones a mitad de precio. Entre una y otra cotización se esfumaron unos 300 millones de dólares.

“Los patrulleros ofrecidos ahora son 9% más grandes, el financiamiento es más amplio, el eventual componente nacional total podría llegar al 20% cuando antes había sido 0% y los cuatro barcos ahora son nuevos cuando antes uno era usado”, advierte Raúl Podetti, y quien denunció la ilegalidad de la licitación en la justicia. La causa 1117/2024 (B-21403) duerme en el cajón del juzgado de Servini de Cubría.

El gobierno de Cambiemos no solo importó de manera directa las patrulleras que la Armada. Ya el Ministerio de Seguridad bajo la conducción de Bullrich importó de manera directa 4 lanchas patrulleras por 50 millones de dólares a un astillero israelí, operación que tuvo un costo doble del precio de mercado. Ahí intervino Mario Montoto, de vínculos estrechos con la flamante ex Presidente del Pro.

Las patrulleras operan en la Triple Frontera con Paraguay y Brasil. No tiene que hacer mucho para mostrar más movimiento que las de la Armada. La fuerza las exhibe cual piezas de museo a cielo abierto en la Base Naval Mar del Plata.

La última que llegó fue la “Piedrabuena” en junio del 2021. Desde esa época nunca hubo presupuesto para pagar el combustible de modo que puedan navegar en simultáneo. Siempre pasaron más tiempo amarradas que en tareas de control.

Si la industria naval argentina dependiera de la Prefectura ya estaría con la bandera de remate. En una enorme paradoja, la fuerza encargada de velar por la seguridad y la vida en el mar, no tiene entre sus Guardacostas construcciones nacionales. Todos llegaron desde el exterior.

La venia del SAON para fomentar la industria naval extranjera tiene su explicación. Si ocurre el milagro y no ganan los franceses, Damen tiene en SPI Astilleros su pata en argentina no solo en términos comerciales sino hasta familiares. Damen aportó el diseño y la bomba de succión de la dragalina que el astillero de Horacio Tettamanti construyó en Campana.

“El sistema de compras militares argentinas es uno de los más corruptos del mundo”, asegura Podetti, autor de de L´AffaireArgentine”, Historias de Corrupción Naval Militar. Estos casos de PNA y la ARA confirman el resultado del “Global Defense Integrity Index GDI 2022” realizado en todo el mundo por la ONG “Transparency International”.

Ese relevamiento ubica a Argentina entre los países de mayor corrupción en compras militares al nivel de Bangladesh, Angola, Camerún, Sudán, Nigeria, Irán, Irak, Jordania, China, Rusia y Venezuela.

En las antípodas ideológicas del nuevo gobierno, la voracidad por depredar recursos públicos que muestran algunos funcionarios del Ministerio de Seguridad, los emparenta bastante.

Buen domingo


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