El staff técnico del Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó la octava revisión del acuerdo con la Argentina que habilita un desembolso de US$800 millones.
El documento será tratado en las próximas semanas por el Directorio del organismo y en ese momento se girará al dinero a la cuenta del Banco Central.
“El personal técnico del FMI y las autoridades argentinas han llegado a un acuerdo a nivel de personal técnico sobre la octava revisión bajo el acuerdo SAF de Argentina”, informó el FMI.
El documento sostiene que “aprovechando el desempeño mejor de lo esperado hasta el momento (todos los criterios de desempeño se cumplieron con márgenes), se llegó a entendimientos sobre políticas para seguir reduciendo la inflación, reconstruir las reservas externas, apoyar la recuperación y mantener el programa firmemente encaminado”.
Pese a los elogios, el FMI señaló que “es necesario que continúen realizándose esfuerzos para mejorar la calidad y la equidad de la consolidación fiscal, afinar los marcos de política monetaria y cambiaria, así como atender los cuellos de botella para el crecimiento”.
«Los resultados notables incluyen el primer superávit fiscal trimestral en 16 años, una inflación que cae rápidamente, un vuelco en las reservas internacionales y diferenciales soberanos cerca de mínimos de varios años”, remarcó el FMI.
La hoja de ruta sobre la política económica en los próximos meses es la siguiente:
Política fiscal: “El objetivo de alcanzar el equilibrio fiscal global sin financiación neta del banco central permanece inalterado. El programa seguirá enfocado en mejorar la calidad y la equidad de la consolidación fiscal, incluyendo a través de reformas que mejoren la eficiencia y progresividad del sistema tributario, reduzcan los subsidios y refuercen tanto los controles del gasto como la rendición de cuentas. Al mismo tiempo se seguirá reforzando la asistencia social según sea necesario”.
Política monetaria y cambiaria: “La prioridad sigue siendo afianzar el proceso de desinflación y fortalecimiento de las reservas internacionales y el balance del banco central. En la transición hacia un nuevo régimen monetario (que involucra la competencia de monedas), la política monetaria evolucionará para seguir anclando las expectativas de inflación y la política cambiaria se hará más flexible, al tiempo que se seguirán reduciendo las restricciones y controles cambiarios a medida que las condiciones lo permitan”.
Política estructural: “Se espera que las reformas microeconómicas en curso y cuidadosamente secuenciadas servirán para apuntalar la recuperación económica, así como para atender los obstáculos a la productividad, la inversión privada y el empleo formal».
Modalidades del programa: “Los objetivos y la condicionalidad del programa se han actualizado para reflejar los recientes acontecimientos positivos, una nueva previsión económica y los avances en las reformas estructurales. También se están obteniendo garantías de financiación de los acreedores oficiales”. (NA)