Las y los argentinos atraviesan una compleja realidad marcada por una inflación que golpea con dureza los bolsillos, especialmente, en lo que respecta al acceso a los alimentos. Según datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística y Censo (INDEC), desde diciembre de 2023 a febrero de este año, la inflación acumulada alcanzó el 71.33%.

Asimismo, en la canasta básica total (CBT), la categoría alimentos y bebidas es la que mayor incidencia tiene, en la que destacan subas significativas interanuales e intermensuales de carnes, lácteos, huevos, pan y cereales. Es así que, según estos datos del INDEC, una familia tipo, de cuatro integrantes, tiene que ganar 690.000 pesos para estar arriba de la línea de pobreza.

Por caso, en enero hubo una caída del 37,1%, respecto al mismo mes del año pasado, en el rubro Alimentos y Bebidas del Índice de Venta Minorista (IVM) de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME). Este índice se basa en un relevamiento mensual entre 1256 comercios minoristas en todo el país.

La situación económica profundiza la inequidad en el acceso a los alimentos y lleva a una realidad en la cual una parte de la población que anteriormente podía acceder a una alimentación variada, ahora se ve limitada en gran medida, a causa del aumento de precios.

“Es crucial reconocer que el acceso a una alimentación de calidad es esencial para prevenir enfermedades crónicas no transmisibles como, por ejemplo, la diabetes, la hipertensión arterial o enfermedades cardiovasculares”, aseguró la licenciada en Nutrición (MP 6646), Ailén Susco, matriculada en el Colegio de Nutricionistas de la Provincia de Buenos Aires, que agregó: “Estas enfermedades están estrechamente relacionadas con la malnutrición y con la inequidad en el acceso a los alimentos de buena calidad nutricional”.

Además del impacto en la alimentación, la crisis económica también influye en el acceso a los medicamentos. El Centro de Profesionales Farmacéuticos (CEPROFAR) informó que los precios de los medicamentos se incrementaron un 112%, entre noviembre de 2023 a enero de 2024. Mientras que las ventas cayeron un 18% interanual, que en números representan más de 10 millones de unidades de medicamentos mensuales. La falta de acceso a los medicamentos dificulta el tratamiento y el control de las enfermedades crónicas no transmisibles. Estas enfermedades representan el 75% de las muertes a nivel nacional y afectan predominantemente a la población de bajos recursos.

La seguridad alimentaria es el derecho de las personas a tener una alimentación cultural, suficiente y nutricionalmente adecuada. Esto implica, no solo la ingesta diaria de alimentos en cantidad y calidad sino también la accesibilidad física, económica y geográfica a los mismos. Sin embargo, en un contexto de crisis económica como el actual, este derecho fundamental para la vida se ve amenazado.

En esta línea, la nutricionista Susco señaló que “es fundamental complejizar la práctica profesional entendiendo la realidad económica y alimentaria, adaptándonos con intervenciones oportunas y respeto y empatía hacia la persona o la comunidad que acompañamos”.

“Es vital conocer los programas de asistencia alimentaria y trabajar en conjunto con otros profesionales, organizaciones de la sociedad civil y movimientos sociales -destacó luego- sobre todo, es momento de llevar a la reflexión, generar redes entre colegas, consolidarnos, organizarnos, capacitarnos, participar e involucrarnos en espacios de debate donde podamos intercambiar miradas sobre el acceso a los alimentos”.

En un escenario como el actual, donde la accesibilidad a los alimentos se torna cada vez más complicada, desde el Colegio de Nutricionistas bonaerenses sostienen que es indispensable reconocer a la alimentación como un derecho y no como un privilegio y comprender la responsabilidad de defenderlo que tienen las y los profesionales de la nutrición como colectivo.


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