Por: Juan Manuel Rodríguez (NA)
Tras 100 días de gobierno, Javier Milei tiene quizás en el sector financiero y fiscal los mejores resultados para ofrecer a una sociedad que viene golpeada por la inflación y sigue esperando el alivio en sus bolsillos. Hasta ahora, las cucardas que se puede colgar el libertario en el transcurso de la “luna de miel” que llega a su fin son todas respecto al ordenamiento macroeconómico y financiero, algo que el ciudadano de a pie, no siente todavía en el bolsillo.
Un dólar oficial que tras la devaluación que encareció su cotización un 118%, se mantuvo con un crawling peg del 2% mensual, y unos dólares libres que redujeron la brecha hasta el 20% en el caso de MEP y Blue y 25% para el CCL. En estos 100 días los dólares libres alinearon expectativas de devaluación en línea con la política monetaria del gobierno y de hecho algunas cotizaciones subieron a menor ritmo que el oficial.
Facundo Herrera, Analista de Research en Grupo IEB sostuvo que “pese a la devaluación que llevó al tipo de cambio de $360 a $800 y a la acumulación de un 70% de inflación en los primeros tres meses de gestión, el CCL se mantiene en valores similares a los de mediados de diciembre. El tipo de cambio financiero actual representa un mínimo desde las PASO de 2019 con una brecha apenas superior al 20%, lo cual a priori llevaría a pensar que están dadas las condiciones para la liberación del cepo con mínimo impacto devaluatorio.
Haciendo una rápida evaluación, el economista Gustavo Ber indicó que hubo una marcada reducción de la «brecha», ya que la inmediata implementación del equilibrio fiscal y el apretón monetario despierta confianza respecto a ir desacelerando la inflación y poder salir del cepo a futuro”.
De todas formas, completa Facundo Herrera de IEB, aún existen algunas trabas para el abandono de los controles de cambios. En primer lugar, existe una importante demanda restringida debido al sostenimiento de las restricciones cruzadas MULC-CCL (entre otras tantas regulaciones aplicadas por la gestión anterior con tal de contener a los dólares financieros), mientras se continúa alimentando la oferta con el 20% de las liquidaciones de exportadores.
El primer paso con vistas a una unificación cambiaria debería venir por el lado de la liberación gradual de restricciones, caminando seguro y evitando una liberación total inmediata que dispare las cotizaciones.
En el horizonte, también coloca otro obstáculo viene por el lado de la recaudación, ya que la liberación del cepo implicaría la eliminación del impuesto PAIS, importante fuente de ingresos para el sector público en medio de la caída del nivel de actividad: en febrero representó un 8% de la recaudación tributaria total.
Dado el objetivo de equilibrio fiscal, una salida apresurada del cepo sin una recuperación de la recaudación podría poner mayor presión sobre dicha meta y empujar a un mayor ajuste del gasto.
Herrera, concluyó que parecería que el gobierno, “prefiere caminar lento pero seguro y no cometer errores que puedan llevar a un recalentamiento en el frente cambiario”.
«Vamos a sacar el cepo cuando estemos seguros de que las condiciones están dadas” indicó el ministro Caputo en el Summit de Amcham. No obstante, si el objetivo es la eliminación del cepo, continúa Herrera, “deberíamos observar una aceleración en la liberación de restricciones, con la recuperación o compensación de lo prescindido en recaudación quedando como una incógnita”.
El futuro parece estar atado principalmente a que lo que ocurra políticamente, no tire abajo la ingeniería financiera de Toto Caputo. La gran incertidumbre que sobrevoló siempre el gobierno libertario: ¿será capaz de obtener los acuerdos políticos necesarios para los cambios que quiere llevar a cabo?
Al respecto, Gustavo Ber cree que “será crucial que a pesar de los tironeos políticos se logre continuar con la «hoja de ruta» económica a fin de poder prolongar las expectativas, en medio de una dura etapa de estanflación que requiere de tolerancia social y ante ello poder vislumbrar mejores perspectivas hacia adelante”. (NA)