(Por Hugo F. Sánchez, enviado especial, y Alfredo Ves Losada) La película peruana «Kinra», de Marco Panatonic, se alzó con el Astor de Oro de la Competencia Internacional de la 38va. edición del Festival de Mar del Plata, que tuvo como filme de cierre a «Fallen Leaves», del finlandés Aki Kaurismäki.
El cineasta peruano agradeció a su equipo que “ha puesto el cuerpo para caminar por los Andes”, agradeció al festival y expresó su emoción por que el filme haya podido estrenarse en Latinoamérica.
“Me llevo una gran experiencia. Estaba dudando de sí puedo hacer cine, y seguiré dudando, porque en Perú hay un facismo que quiere destruir el cine. Hay que seguir luchando”, dijo Panatonic hacia el final de la ceremonia.
La gala de cierre, que como es tradicional se realizó en una repleta sala Piazzolla del Teatro Auditorium, inició con las palabras de diversas personalidades, entre ellas Nicolás Batlle, presidente del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), quien destacó que a lo largo del festival hubo cerca de 150.000 espectadores, y subrayó el foco puesto en esta edición en los «40 año sin censura», tras la recuperación democrática.
A modo de balance de su gestión al frente del organismo, que dejará independientemente del resultado de las elecciones presidenciales, se refirió a las dificultades que debió atravesar, como la pandemia, y resaltó la reciente aprobación del proyecto de ley que extendió por 50 años las asignaciones específicas para industrias e instituciones culturales y bibliotecas populares. También la creación de nuevas sedes de la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (Enerc) en localidades como Rosario y Mar del Plata.
Por su parte, Fernando Juan Lima, presidente del festival, expresó su «sincera emoción por lo que sucedió en cada una de las proyecciones y encuentros» y precisó que las entradas se agotaron en casi todas las funciones. Puso también el acento en el trabajo de recuperación de imágenes censuradas durante la última dictadura militar, algunas de los cuales fueron proyectados en la ceremonia de clausura.
En ese sentido, aseguró que «siempre hay alguno que se cree con derecho a decidir cómo debemos pensar» y llamó a «evitar cualquier tentación autoritaria». Además, se mostró confiado en que «el año que viene vamos a tener un gran festival», y pidió para el próximo año «más presupuesto para el instituto del cine y para el festival, con tiempo; plataformas pagando impuestos».
También cuestionó que el gobierno local haya programado una media maratón en la misma fecha que el festival, cuyo circuito cruza la Rambla, a metros de donde está instalada la alfombra roja: «El pueblo de Mar del Plata participa, queremos que el gobierno y los empresarios locales participen más», pidió.
Ya en el marco de la entrega de premios, y además de la gran ganadora «Kinra», «Adentro mío estoy bailando», de Leandro Koch y Paloma Schachmann, ganó como Mejor Película de la Competencia Argentina; mientras que «Otro sol», del chileno Francisco Rodríguez Teare, ganó como Mejor Película de la Competencia Latinoamericana; en tanto «Malqueridas», de la chilena Tana Gilbert, se llevó el premio de Estados Alterados.
«Kinra», elegida como Mejor Película por el jurado compuesto por Prano Bailey-Bond, Celina Murga, Mimi Plauché, Charles Tesson y Tana Schémbori, es una de las sorpresas de este año en Mar del Plata.
La película de Marco Panatonic habla de la migración, en este caso del campo a la ciudad, con un joven protagonista, Atoqcha, un campesino que se instala en la ciudad peruana de Cusco para conseguir trabajo y realizar algunos trámites.
Con la lengua quechua en primer plano, la película es un fresco de las contradicciones entre la tradición y la modernidad, el campo y la ciudad, y también del choque generacional, sin declamaciones ni discursos obvios, sino con la confianza en el propio hacer que revela una gran madurez para una ópera prima.
En la Competencia Internacional, también fueron distinguidos la argentina Laura Basombrío, Mejor Dirección por «Las almas»; Sara Summa como Mejor Intérprete por su trabajo en el filme alemán «Arthur & Diana»; y el premio para el Mejor Guion fue para Shane Atkinson, director y guionista de «LaRoy».
«Partió de mí un barco llevándome», de la argentina de origen surcoreano Cecilia Kang, consiguió una Mención Especial del Jurado y también se llevó el Premio del Público.
A cuento de ese lauro, la cineasta recordó que su padre llegó desde Corea del Sur en 1983, “porque acá había democracia y en el país donde él vivía no la había”, y llamó a defender la salud y educación gratuitas que le permitieron a ella desarrollarse y convertirse en cineasta.
A pesar de tener una programación de menor volumen, el festival contó con buenas películas en las competencias, tanto la Internacional, con películas como la ya mencionada «Kinra», a las que se le pueden sumar la surcoreana «Mimang», de Kim Taeyang; y las argentinas «Las almas» de Basombrío y «Partió de mí un barco llevándome», de Kang.
Justamente, entre las películas nacionales en competencia, hubo un nivel parejo, auque son para destacar la ganadora del Astor, «Adentro mío estoy bailando», de Leandro Koch y Paloma Schachmann; «La mujer hormiga», de Betania Cappato y Adrián Suárez; y «El empresario», de Germán Scelso.
Esta edición del único festival de cine Clase A de Latinoamérica tuvo un buen desarrollo a pesar de las restricciones presupuestarias por la crisis económica, con la consecuencia de tener menos películas, pocas salas, una reducida cantidad de actividades, y solo un invitado de renombre como el español Juan Antonio Bayona, que presentó «La sociedad de la nieve», una producción de la plataforma Netflix.
Superando el ajuste, el certamen marplatense también pudo exhibir películas de autores de peso como el español Víctor Erice («Cerrar los ojos»), el griego Yorgos Lanthimos («Pobres criaturas»), el coreano Hong Sangsoo («In Our Day»), el japonés Ryusuke Hamaguchi («Evil Does Not Exist») y el rumano Radu Jude («Do Not Expect Too Much from the End of the World»).
Y también los últimos trabajos de cineastas argentinos notables como Lisandro Alonso («Eureka»), Martín Rejtman («La práctica») y Andrés Di Tella («Mixtape La Pampa»).
La película elegida para el cierre formal del festival -que en rigor mañana sigue con la proyección de los títulos ganadores- es el último opus del finlandés Aki Kaurismäki , «Fallen Leaves», acaso un filme perfecto como final de un festival que no la tuvo fácil.
Los planos en penumbra, los incontables cigarrillos que fuman buena parte de sus personajes, una posible playlist con temas inconcebiblemente tristes que se escuchan y cantan en karaokes sin una pizca de vida, están presentes en esta historia sobre la relación entre una mujer y un hombre de mediana edad, desesperanzados de todo, trabajadores sin nada para destacar.
Las noticias de la guerra en Ucrania no generan precisamente un contexto esperanzador, pero a pesar de que la historia no se trata de segundas oportunidades sino de apenas una a la que los protagonistas se aferran para construir una historia de amor, el bello filme de Kaurismäki es un llamado humanista a las posibilidades infinitas del destino.
Concluyó así el 38° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata en un año marcado por las inminentes elecciones presidenciales, que para el sector audiovisual supuso la defensa de la industria ante los ataques y las promesas de ajustes y cierres.
La presencia del ministro de Economía y candidato presidencial de Unión por la Patria (UxP), Sergio Massa, en la apertura del festival, en donde defendió al cine nacional como «uno de los pilares de la construcción de la identidad argentina», las numerosas declaraciones de realizadoras y realizadores al presentar sus películas llamando a luchar por el sector y los aplausos a rabiar en las salas cuando se leía en la pantalla «Cultura, Memoria, Verdad y justicia», el spot del festival en el marco de los 40 años de democracia, marcaron el ritmo del certamen, que finaliza con incertidumbre y preocupación. (Télam)