Por: Roberto Garrone
Los obreros del pescado no pudieron estrenar los guardapolvos nuevos que había mandado a comprar el frigorífico para recibir a Dany Embajador en la planta de reproceso de langostino y lucirlos en las fotos que siempre comparte en redes sociales. El candidato ignífugo de lo que queda del Frente de Todos canceló la visita a último momento.
Con una reducción de las descargas que alcanza el 28%, la pesca marplatense muestra números en rojo (50 mil toneladas menos) en los primeros cinco meses del año y no es la mejor pasarela para que los candidatos puedan salir a vender humo ni resaltar verdades de Perogrullo.
Esa facultad parece reservada casi en exclusividad a Marina Sánchez Herrero pero la Presidente del HCD del Partido de General Pueyrredon no es candidata. No en este turno, obvio. Esta semana descubrió la potencialidad de la industria naval visitando TPA. Ya se enteró del polo textil y la riqueza del cordón frutihortícola. Próximamente quedará maravillada con la inversión millonaria de Tony para generar productos directo a góndola en Mare.
Que el ENHOSA actualice el contrato para que OSSE termine de tapar la zanja de Alsina que dibujó con la obra de cloacas en los muelles 1 y 2, ni una palabra. O pedir que los barcos merluceros sigan descargando en Mar del Plata para mantener las fuentes de trabajo locales y no se vayan a Santa Cruz, tampoco. Para ser justos, esto no lo hace ni Cristina Ledesma, al menos públicamente, que tiene mucho más interés… Mejor volvamos al candidato de la resistencia albertista.
A Scioli le hubiese costado explicar por qué, después de tan loables gestiones de su parte para que el langostino regrese al mercado brasileño, el marisco siga brillando por su ausencia de las estadísticas oficiales a dicho destino. No aparece entre los 9 primeros países a los que Argentina le vende marisco entero ni cola.
Porque después del compromiso asumido frente a armadores y dirigentes de ALFA en el reciente verano, la última vez que quedó registro de su paso por los muelles del puerto, donde se habló puntualmente del problema, de lo difícil que era exportar legalmente langostino a Brasil porque la vía más fluida y rentable era la del contrabando, nada parece haber cambiado.
El problema de que la frontera misionera sea un colador y que los controles de Prefectura y Gendarmería se superen como alambre caído –ambas fuerzas secuestran cigarrillos, neumáticos, soja, pero van invictas en la incautación de marisco- no es la impunidad que irradia la operatoria sino que anima a más actores a participar de la maniobra. Y en la pesca voracidad es lo que sobra.
Sin ir muy lejos, la voracidad de “Pototo” y “Tony” para reconocer el dólar pesca en los congeladores de CEPA a los obreros marítimos abrió la puerta que una semana después mantiene a la flota amarilla de Rawson anclada al muelle.
Tal vez con el fragor del inicio de la zafra de langostino en aguas nacionales se haya corrido el foco pero en algún momento en la Intercámara de la Pesca deberán reflexionar cómo fue que se les escapó la tortuga en esta historia. Cómo no abrocharon el respaldo a la rebaja del impuesto a las ganancias limitando los alcances del dólar pesca. Los gremios metieron dos victorias consecutivas en un abrir y cerrar de ojos.
El dólar pesca que entregaron Solimeno y Moscuzza lo reclama el SOMU en Rawson cuando hace tres semanas firmó el acta de reajuste semestral por el valor del kilo de langostino. El mismo acuerdo que viene celebrando todos los años para ponerse a tiro a una inflación ya descontrolada.
Desde la CAFACh acudieron al Ministerio de Trabajo pero el gremio no acató la conciliación: dicen que quieren arreglar el valor del marisco para aguas nacionales cuando nunca firmaron algo así. El gremio quiere para los afiliados de la flota costera los valores de un convenio de la flota fresquera de altura. Días complicados
Cuando calme el viento darán la orden de bajada a muelle para iniciar la primera marea en la Subárea 13. Y anticiparon el mismo camino que “El Bagual” para los que se nieguen. En el costero despidieron con causa a los cuatro marineros.
Todos vienen de una super abundante zafra en aguas nacionales donde ambas partes mostraron madurez y responsabilidad social para irrigar esa riqueza que genera el langostino al resto de los eslabones en tierra. Hoy esa cadena productiva espera ansiosa ponerse en marcha. Espera el regreso de la cordura y la responsabilidad de los dirigentes, gremiales y patronales.
En Mar del Plata parece reinar el sentido común y no golpearon la puerta de la Asociación Costera. O será porque los costeros de puerto piojo no pescan langostino sino que se disponen a iniciar la zafra de corvina en la Bahía de Sam Borombóm. El langostino se paga por kilo unos 600 pesos en blanco más otros 40/60 pesos en negro. La corvina, poco menos que la mitad.
Buen domingo