Por: Roberto Garrone

Este lunes, si el viento patagónico aminoró su marcha y se apaciguó la crispación de las olas del mar, comenzará la prospección de langostino en las subáreas al sur del 45ºS dentro de la veda de juveniles de merluza.

El diagnóstico que confeccionarán 4 barcos congeladores y uno fresquero en cada una de las 4 zonas habilitadas para el relevamiento marcarán el puntapié inicial de la temporada de pesca de langostino en aguas nacionales, el período productivo más importante de una industria que depende cada vez más del marisco naranja.

La naturaleza le guiñó un ojo a la pesquería esta semana. Los fuertes vientos impidieron que el estudio comenzara el lunes pasado. En una decisión de puro sentido común, desde Pesca decidieron aplazarla hasta mañana para no complicarle la vida a los barcos sorteados. Nadie quería pasar más tiempo a la capa que pescando.

De paso permitieron que los langostinos que se esperan encontrar en esa zona crezcan un poco y aumenten de tamaño. También le dio plazo a algunos armadores que todavía no tenían el barco listo ni las tripulaciones completas.

“Por ahí nos llevamos una sorpresa y encontramos ejemplares de buen tamaño”, razonaba un armador esta semana sobre lo que puede deparar la prospección en la que metódicos estudiosos del comportamiento del recurso marcan que a esta altura del año en esa zona solo encontrarán tallas bajas y escaso valor comercial.

La zafra no comenzó y ya hay tensiones en los muelles de Mar del Plata. Como pasa siempre que la flota fresquera de altura migra hacia aguas nacionales y opera desde puertos patagónicos, se escuchan los lamentos del SUPA, el gremio que agrupa a los estibadores, los encargados de armar esos barcos que por un par de meses, no vendrán o lo harán de forma más espaciada.

Habrá que estar atentos al tenor del reclamo porque a diferencia de otros años, esta temporada vienen del fracaso del calamar, una zafra que principalmente se descarga en Mar del Plata y que este año redujo su participación en un 58%. Las 40 mil toneladas menos que se llevan descargadas en los muelles del puerto local impactan en todos esos eslabones de servicio logístico.

Ahora no tienen ese colchón de jornales como para pasar el invierno y es por eso que desde el Sindicato mantienen reuniones con diferentes actores de la industria. Hasta ahora las consumadas con autoridades provinciales resultaron un fiasco.

Este martes a las 15 se reunirán en la sede de ABIN con distintos referentes de las cámaras armadoras y algún funcionario de paso para abordar el problema. Mezzamico habló de “Pacto Social” en la reunión de la Mesa Pesquera convocada de apuro por Carla Seain, la secretaria de Agricultura, Ganaderia y Pesca bonaerense. El gremio reclama por trabajo. Tal vez hubiese contribuido no aumentar un 50% el servicio en los primeros 5 meses del año.

En el SUPA nadie habla de subsidios, al menos no por ahora. Sí amenazan con no armar los barcos que salgan para el sur y que no se comprometan a venir con mayor frecuencia a Mar del Plata. Cualquier compromiso será letra muerta. Difícil prometer certezas en medio de un mar de incertidumbres.

Es difícil obligar a un armador a descargar en determinado puerto. Lo hace en el que le resulta más rentable desde la logística, menos distancia a la zona de pesca, o donde lo indica quien le compra el langostino.

En ambos casos esos muelles quedan lejos de Mar del Plata. Y eso pasa con la flota fresquera que comercializa su captura en el polo productivo chubutense y solo vienen para acá ante una eventualidad. “Si es legal que se vayan, será legal protestar”, avisan en la estiba.

La misma orfandad de los estibadores sentirán los frigoríficos que reprocesan merluza fresca. Esa oferta se evapora por unos meses y hace subir el precio del pescado que descargan los barcos que se quedan.

Toda esta colección de desequilibrios ocurren desde hace casi una década y mal que mal todos se han acostumbrado a “pasar el invierno” como predijo un viejo ministro de Economía y revivir en primavera cuando la flota regresa.

La singularidad de este año es la impaciencia de los estibadores, regada con la ausencia de calamar, pero también de los obreros del pescado, que también arrastran menos merluza descargada en los muelles de Mar del Plata.

También hay un elemento favorable para los trabajadores. El año pasado el CFP aprobó el «Fondo de Asignación para el Fomento Productivo», integrado por 5 mil toneladas de langostino que serán distribuidas de forma equitativa entre las provincias con litoral marítimo que lo soliciten.

En el Acta del Consejo de esta semana, Armadores y ALFA, las cámaras que agrupan a la flota fresquera, ya pidieron por la cuota de ese Fondo. Se entiende que para garantizar el máximo interés social, esa captura se debe descargar en Mar del Plata.

Pero ese Fondo tiene condiciones. Recién se distribuirá a fines de agosto, siempre en función de la disponibilidad del marisco y no es discrecional más allá que Mar del Plata concentra la principal flota fresquera de la industria. Todas las asignaciones deben contar con el voto unánime de todos los miembros del Consejo.


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