La Casa sobre el Arroyo, la Casa del Puente o la Casa Williams es una edificación de hormigón emblemática de la ciudad de Mar del Plata, planteada como un ensayo de construcción tridimensional, que albergó la música de su primer dueño, el compositor Alberto Williams, las emisiones de una radio, el silencio del abandono de casi treinta años y soportó dos incendios vandálicos hasta renacer ahora como museo.

Con un ventanal infinito, fachada libre y separada del terreno, esa caja de concreto que se posa sobre el puente cruzando un arroyo es considerada una referencia obligada a nivel mundial de la arquitectura modernista del siglo XX y fue declarada Monumento Histórico Artístico Nacional.

Ubicado en la esquina de las calles Quintana y Funes, el complejo donde se erigirá el museo abierto comprende a la casa, la vivienda de los caseros y un terreno de dos manzanas de área natural que está atravesado por el arroyo Las Charcas, cuenca que dio origen a la fundación de Mar del Plata.

La casa fue diseñada y construida entre 1943 y 1946 para su padre por el arquitecto y aviador Amancio Williams junto a su esposa y colega, Delfina Gálvez Bunge, quien fue presidenta de la Asociación Argentina de Mujeres Hispanistas hasta que cumplió los 100 años.

El músico, poeta y compositor Alberto Williams, quien intervino en la sinfonización del Himno Nacional Argentino entre cientos de obras, vivió alrededor de siete años en esa casa, donde tenía su estudio musical a la altura de la copa de los árboles.

Tras su muerte, en 1952, sus sucesores dispusieron la venta y años más tarde funcionó allí, hasta 1977, la radio LU9 Mar del Plata que, según algunos memoriosos, tenía como slogan «Desde la casa del puente, un puente hasta su casa».

La clausura de la radio, dispuesta por la dictadura cívico militar, derivó en un abandono de varias décadas, y la casa fue usurpada, vandalizada y hasta incendiada en dos ocasiones.

En 2005, la municipalidad de General Pueyrredon obtuvo por un convenio la tutela de la propiedad; y ya en 2012, el Estado Nacional compró propiedades del complejo y las traspasó a la comuna con la intención de acondicionarlos y crear el Museo.

Para esta última etapa de restauración, los especialistas en conservación patrimonial y el Ministerio de Obras Públicas trabajaron sobre la casa principal y la de los caseros, en una superficie total de 450 metros cuadrados en los que se acondicionaron las fachadas, mamposterías, cielorrasos, zócalos, herrería, carpintería, mobiliario, mesadas, pinturas, vidrios y espejos, además de instalaciones de servicios, artefactos de iluminación, sistema de detección de humo y alarma contra incendios.

La puesta en valor buscó cuidar y preservar también la reserva ambiental en la que se ubica el edificio.

En forma paralela a la obra, se realizaron tareas de investigación histórica y preservación para devolver a la casa todos los aspectos de su construcción inicial, como los adoquines de madera de algarroba o las luminarias, que se recrearon con planos e impresoras 3D y piezas originales que fueron restauradas para su posterior recolocación.

Los trabajos de recuperación fueron ejecutados por la Dirección Nacional de Gestión de Obras (DNGO), junto al Ministerio de Cultura y el Municipio. (Telam)


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