El intenso proceso inflacionario que experimenta la economía argentina continúa siendo acompañado por una significativa dispersión de precios, la cual se manifiesta en el comportamiento de los valores de venta minorista de 23 productos alimenticios que fueron
relevados en Mar del Plata por el Observatorio Universitario de la Ciudad de la Universidad FASTA.

Según el estudio todos los artículos que integran esta canasta presentan una alta
variabilidad de precios, aún cuando se trate de bebidas y alimentos envasados, de marcas y presentaciones idénticas.

“A pesar de que en una economía de mercado se espera que en un mismo
momento un mismo producto sea ofrecido a un mismo precio, o a un precio cercano al promedio, lo cierto es que esto no siempre sucede. Este es un fenómeno que se llama dispersión y que se agudiza en contextos de alta inflación como el que viene experimentando la economía argentina”, explicó el director de Observatorio, Gabriel Coronello Aldao.

Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), el nivel general del Índice de Precios al Consumidor (IPC) registró en marzo de 2023 un alza del 7,7% y acumuló en el primer trimestre una variación de 21,7%.

En la comparación interanual, el incremento alcanzó el 104,3%. En este contexto, el Observatorio Universitario de la Ciudad (FASTA) presentó los resultados de un nuevo relevamiento de precios de 23 artículos envasados, de primeras marcas, entre los cuales figuran leche, yogurt, gaseosa, polenta, azúcar, aceite y café, entre otros.

Tal y como lo viene realizando desde el año 2014, el Observatorio registró en un
mismo momento los precios en 48 comercios distribuidos en distintos sectores de Mar del Plata, recorriendo igual número de supermercados, despensas y minimercados.

Como resultado se determinó que además de existir grandes diferencias entre valores mínimos y valores máximos, también se registra una elevada dispersión relativa. Es decir que además de ser diversos entre sí, los precios se encuentran sumamente distantes del valor promedio.

Los casos entre los que se observó la mayor dispersión relativa fueron los del
yogurt (29,62%), el café instantáneo (22,97%) y la polenta (22,93%). Por el contrario, los tres artículos con precios más homogéneos fueron la gaseosa (9,39%), las salchichas (9,75%) y el dulce de leche (9,90%).

“Estos porcentajes, presentados como dispersión, muestran cuánto varían los 48
precios relevados para cada artículo con respecto al promedio. En todos los casos, aún entre los que tienen los coeficientes de variación más bajos, se observa una dispersión muy alta”, explicó Coronello Aldao.

Por otra parte, al segmentar los datos por tipo de comercio se determinó que los que presentaron el mayor nivel de dispersión relativa fueron los supermercados (16,50%), luego las despensas (15,42%) y finalmente los minimercados (14,14%).

Además, al analizar el comportamiento de los precios en función de la ubicación
geográfica de los comercios, se determinó que la zona con mayor dispersión es la
comprendida por Juan B. Justo, Edison, Fortunato de la Plaza, Tetamantti y Champagnat, con un coeficiente de 18,56%.

Por otro lado, la zona con la menor dispersión relativa, con un coeficiente de 12,26%, es la comprendida Juan B. Justo, Italia, Alvarado, Las Heras y Peralta Ramos.

Como parte del análisis también se determinó que la compra de los 23 artículos incluidos en la canasta podría tener un valor mínimo de $8.376 en un supermercado de la zona de Libertad y Champagnat y alcanzar un valor máximo de $10.592 en un minimercado del macrocentro, registrándose entre ambas cifras una diferencia del 26%.

Por otro lado, también se estableció que si un consumidor asumiera el costo de
recorrer los 48 comercios relevados para adquirir estos artículos a su menor valor, podría hacerlo a un precio mínimo de $6.452. Asimismo, se determinó que si se seleccionaran los precios más caros, la canasta podría alcanzar un valor de $13.176. No obstante, para pagar el menor precio posible, cualquier persona debería visitar 15 de los 48 comercios
relevados, concurriendo a 6 supermercados, 5 minimercados y 4 despensas diferentes.

“Cuando existen elevados índices de inflación y dispersión se pierden las
referencias. Por lo tanto, los comerciantes tienen dificultades para definir precios
adecuados de venta y los consumidores no cuentan con información para juzgar si esos precios son razonables», explicó Coronello Aldao.


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