Los concejales de Acción Marplatense, Paula Mantero y Horacio Taccone, sostuvieron que la crisis del transporte público en Mar del Plata exige decisión política.
Los ediles de la oposición manifestaron que el intendente Guillermo Montenegro «no se puede lavar las manos frente a los padecimientos que sufren miles de vecinas y vecinos por el recorte nocturno de los servicios. Debe intervenir para resolverlo en favor de los marplatenses y batanenses que hoy sufren los perjuicios de esta disputa».
«A las conductas inexplicablemente arcaicas de siempre del sector empresario, se suma ahora un conflicto que, sin conducción, solo promete más dificultades», agregaron.
Desde Acción Marplatense recordaron que «hubo una oportunidad perdida por parte del gobierno del señor Arroyo, quien otorgó una prórroga oscura y condescendiente al contrato iniciado en 2005; en lugar de finalizarlo y hacer una nueva compulsa de oferentes. Ahora, ‘el sistema’ envalentonado se resiste a entrar en el siglo XXI. Mientras otras ciudades avanzan y mejoran, Mar del Plata vuelve a tropezar con las mismas piedras», subrayaron.
Los concejales pultistas indicaron que, desde el contrato iniciado en 2005, por una licitación que no se quiso hacer internacional, «los principales responsables empresariales han optado por maltratar sistemáticamente a los usuarios, fraguar relaciones laborales para estafar al estado, resistir cambios y negar cualquier forma de evolución. La ciudad es víctima de un sistema prepotente y miope que nunca supo plantear sus necesidades a luz del día. No saben, no pueden o no quieren imaginar una relación justa con los vecinos y el estado.»
«Cuando hubo algún progreso, como el boleto gratuito para toda la educación pública primaria y secundaria, fue en base al compromiso de un gobierno municipal que lo impulsó contra toda resistencia. Hoy, las empresas y el gobierno miran para otro lado mientras, en medio de las dificultades de la pandemia, la gente es maltratada», recordaron.
Finalmente, precisaron que «incumplimientos contractuales, desórdenes en las prestaciones y conflictos a la buena de dios, empiezan a constituir un nuevo abuso del que toda la ciudad toma nota, para cuando llegue una nueva etapa, frente al contrato próximo a finalizar».