Por: Roberto Garrone

En una acertada medida de manejo, la autoridad de aplicación en materia pesquera definió en la tarde del último viernes el cierre paulatino de las áreas de pesca de langostino dentro de la zona de veda permanente de juveniles de merluza hubbsi.

Para el 30 de septiembre, cuando los barcos deban dejar de pescar, estaremos al borde de las 180 mil toneladas descargadas, declaradas, del marisco en los puertos del litoral marítimo argentino.

Sumados los descartes no declarados, que este año provocaron el reiterado reclamo de los investigadores del INIDEP, más lo que pesque la flota costera de Rawson en aguas provinciales, otra vez el langostino superará la marca de las 200 mil toneladas con holgura.

El 2022 será recordado como el año en que la flota pescó mejor. Al menos la fresquera de altura, a partir del rigor mostrado el año pasado por la Dirección Nacional de Coordinación y Fiscalización Pesquera en el cumplimiento de tres normas básicos: no pescar de noche, ajustar la marea a 72 horas desde el primer lance y que los cajones no superen los 17 kilos.

El año pasado estos incumplimientos generaron multas millonarias y que muchos barcos quedaron suspendidos a la pesca por varios días. Con ese antecedentes y controles en todos los puertos y a toda hora, la flota se fue amoldando y no se vieron tantos excesos, al menos en el peso de los cajones. Ayudó también la concientización que generaron los propios armadores a partir de la realización de talleres de capacitación donde se puso el foco en aplicar buenas prácticas a bordo.

El cierre anticipado de la pesquería no obedece a la falta de langostino sino a su condición: en muchas subáreas la flota se encontró con ejemplares de talla juvenil y en otras habían caído los niveles de captura por unidad de esfuerzo. La cantidad de langostino que pesca el barco por día estaba por debajo de los límites aceptables.

En términos pesqueros el langostino es una especie anual. La biomasa reproductiva que cumpla con su ciclo en esta primavera verano generará los langostinos que estará disponible para ser pescada por las redes de la flota comercial en el 2024.

Las consecuencias de un mal manejo, sobrepescar a los “padres” o sobrepescar a los juveniles, tienen impacto rápido en una pesquería que en la que se ha reducido su biomasa total un 27% y el aumento del esfuerzo pesquero no disminuye.

Por suerte las autoridades y científicos se alejan de esos escenarios con medidas de manejo que cuidan al langostino y garantizan la sustentabilidad de la gallina de los huevos de oro. El año pasado de los 1990 millones de dólares que exportó el sector, 1250 correspondieron a la venta del marisco.

Entre las flotas, seguramente la noticia habrá caído de maravillas para los barcos tangoneros congeladores, que procesan a bordo el langostino entero en cajas de 2 kilos. Ese mercado esta virtualmente parado, con muy pocas ventas y una caída en el precio del orden del 30% en relación al año pasado. Por estos días ya inciaron gestiones para lograr un valor diferenciado al momento de exportar: un dólar langostino.

En este sector que hoy luce las cámaras frigoríficas repletas, creen que con la temporada cerrada podrían dejar de bajar los precios. Siempre estuvieron dispuestos a un cierre anticipado pero es el único estrato de flota que pescó más langostino que el año pasado. Hasta el 7 de septiembre llevaban declaradas 74.679 toneladas, un 4% más que el año pasado.

Para la flota fresquera de altura, un par de semanas más de zafra no les hubiese disgustado. Su producto, la cola de langostino, mayormente en bloque, pero también con valor agregado en bolsas individuales de 1 o 2 kilos, tuvo demanda externa y los precios no decayeron como el congelado a bordo.

En los números de descargas se refleja el ajuste en el kilo de los cajones. La flota declaró descargas por 41.414 toneladas, un 24% menos que el año pasado aunque hicieron un 15% más de mareas que el año pasado. “Nos la pasamos viajando”, aseguran los armadores que evalúan alternativas para ganar productividad.

Pescar mejor impactó en la flota fresquera y también en los frigoríficos donde se reprocesa el langostino. No hubo quejas como el año pasado por el mal estado en que muchas veces llegaba a la mesa de trabajo. Eso permitió sacarle el máximo provecho a la materia prima.

El 2022 también será recordado como el de otra oportunidad perdida para generar más trabajo en tierra. A los costos laborales por las nubes en Chubut, hubo una mayor presencia del marisco en Mar del Plata, pero la mayoría del valor agregado es mínimo.

Perú es el principal destino de las exportaciones de cola en bloque. Los peruanos no son fanáticos del langostino patagónico. Ahí lo reprocesan más barato que en Argentina y lo exportan a los mercados tradicionales. No es el único que lo hace: China, Vietman, Indonesia, Guatemala, las cajas de cola en bloque de 2 kilos llegan a todos esos destinos como materia prima a la cual sumarle mucho más valor.

Otro año que pasa sin que el SOIP intente aprovechar los costos más baratos que ofrece la industria en Mar del Plata para desplegar un acuerdo de trabajo temporario mientras dure la zafra para que todos los obreros que reprocesan langostino puedan hacerlo en blanco.

Cristina Ledesma esta semana renovó por 4 años su mandato al frente del sindicato y en el 2026 cuando la vigencia de éste termine, sumará 16 años con las riendas del gremio en su mano. En este tiempo no han sabido/podido/querido actualizar los convenios e incorporar el recurso estrella a los valores tarifados.

Tampoco ya dan aquellas batallas por la registración laboral y casi todo se limita a conseguir mejores acuerdos indemnizatorios, corregir una mala liquidación, repartir alimentos no perecederos y discutir cada tanto la actualización paritaria que con los picos de irregularidad que tiene el ingreso de merluza al muelle, queda condenada por una garantía horaria que los hunde debajo de la línea de pobreza.


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