Más allá de anuncios y promesas realizadas a comienzos de año de una importante inversión para poner en valor uno de los patrimonios históricos de Mar del Plata, la Rambla volvió a ser en estas vacaciones de invierno una triste postal para marplatenses y turistas.
El encuentro con los Lobos Marinos de Fioravanti es una cita obligada no importa la época del año, pero más allá de los denodados esfuerzo de la escultora Constanza Adiecchi por preservarlos, el resto de ese sector de la costa continúa reflejando años de abandono.
Una de las zonas que mayor imagen de decadencia muestra es la zona a nivel de playa, donde las veredas y paredones presentan un estado calamitoso.
A esto se suma los vallados que delimitan el sector de playa concesionada que no presenta un buen mantenimiento y atenta contra todo ese frente costero.
Párrafo aparte para la Feria debajo del parapeto que mira al mar con techos de membrana y lonas en la postal emblemática de la ciudad que también muestra un avanzado estado de deterioro.
A lo largo de este emblemático paseo costero se pueden apreciar las rampas para dar accesibilidad que presentan pendientes inadecuadas o en materiales incorrectos para el frente costero, baldosas rotas y flojas, zonas anegadas por no tener escurrimiento, etcétera.
Un sector que, desde las obras de la Cumbre en 2005 donde fue puesta en valor integralmente, no ha recibido casi ningún cuidado ni mantenimiento.
A comienzos de año se anunciaron millonarias inversiones de Provincia para su puesta en valor, a través de un trabajo conjunto con el municipio.
Ojalá que la desgastada relación que existe entre las autoridades de ambos estamentos no atente con cualquier intento de mejora de cara a la próxima temporada de verano.