La cotización del euro cerró en 1,0044 dólares por unidad, en una jornada en la que ambas divisas llegaron a cotizar a la par por primera vez en los últimos 20 años.
Economistas y analistas financieros no ven factible un quiebre de la tendencia que se viene observando en los últimos meses, ya que en lo que va de 2022, la cotización del euro frente al dólar tuvo una caída del orden del 11%.
La pérdida de valor de la moneda de la Unión Europea se da en un contexto marcado por tres fenómenos: el rebrote inflacionario en la mayor parte de los países del planeta, la decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos de aumentar la tasa de interés y el impacto en la economía europea de la invasión rusa a Ucrania, con alza en los precios y también menor provisión de petróleo, gas y alimentos.
Esta combinación generó un dilema entre las autoridades del Banco Central Europeo (BCE) en torno a la conveniencia o no de aumentar la tasa de interés de una forma similar a la FED, ya que si bien podría impactar de manera favorable en una desaceleración de la inflación, también podría profundizar el riesgo de una recesión.
No obstante, la mayoría de los economistas se inclinan por una suba de la tasa y consideran equivocada la política del BCE.
«Me parece que la estrategia del BCE es un error, debería subir la tasa a los efectos de absorber más dinero y poder bajar la inflación; incluso la Unión Europea corre el riesgo de una mayor inflación que Estados Unidos por los problemas energéticos», confió a Télam el analista financiero Christian Buteler.
Por su parte, el economista Claudio Loser, ex director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional, coincidió en que «esta caída del euro puede aumentar aún más la tasa de inflación que, por ahora, es más baja que en Estados Unidos».
«El BCE tiene que poner las tasas un poco más altas y permitir que esto haga que suba el euro, pero hasta ahora no ha dado señales en ese sentido», indicó Loser en declaraciones a Télam, en las que diferenció las estrategias de las dos principales autoridades monetarias del planeta y el impacto en las conductas de los agentes económicos.
Al respecto, señaló que «los inversores están saliendo de los emergentes, ahora un poco también de Europa, y están yendo a Estados Unidos que, con todas las fallas que puede tener, sigue siendo una isla desierta de relativa estabilidad, se sabe que la FED está actuando».
Para el CEO de Carta Financiera, Miguel Boggiano, las diferentes posturas obedecen a que «la FED actúa como un bloque más compacto, pero el BCE tiene otros problemas, porque además de la inflación tiene que sostener la cotización de los bonos de deuda de algunos países de la UE», que más allá de la unificación monetaria, tienen diferentes situaciones en el plano fiscal y financiero.
«El BCE tiene que cuidar la inflación pero al mismo tiempo tiene que prestar atención a la fragilidad crediticia de países como Portugal, Grecia, España y sobre todo Italia, que está teniendo un aumento en los spreads de rendimiento de sus bonos respecto de los de Alemania», dijo Boggiano a Télam.
El riesgo de que la caída del euro continúe más allá del corto plazo está latente y para los economistas consultados, dependerá de las decisiones que tome el BCE de ahora en más, mucho más si la FED profundiza su giro hacia la suba de tasas.
Para Boggiano, «da la impresión que la baja es estructural», debido a las complicaciones comentadas por un bloque con moneda única pero políticas económicas diversas.
Por su parte, Buteler puso el eje en la «renuencia» del BCE en modificar las tasas, en un contexto signado por «el exceso de emisión del mundo entero en 2020, por efecto de la pandemia» y que en la mayoría de los países se enfrenta, precisamente, con una elevación de las tasas de interés.
En ese sentido, sentenció que «mientras el BCE no corrija esa situación, la tendencia va a continuar».
Según Loser, «si la baja del euro y la inflación en Europa continúan, va a depender fundamentalmente de la situación en Ucrania, que ha hecho que los precios del gas y petróleo hayan subido tanto» y advirtió que «si hay un corte importante del suministro de gas a Europa, que ya está pasando, claramente (la baja del euro) puede extenderse hasta 2023».
«Sin embargo, ciertos precios internacionales que empezaron a generar inflación, como el petróleo, el gas y los alimentos, en las últimas semanas han estado cayendo en los mercados internacionales y eso puede reducir la presión inflacionaria», acotó. (Telam)