Aunque fortalecido por un nuevo paquete de ayuda de 40.000 millones de dólares para Ucrania aprobado horas antes por Estados Unidos, el presidente ucraniano Volodimir Zelenski afirmó que la renovada ofensiva rusa en la región esteña del Donbass se convirtió en un «infierno».

«En el Donbass, los ocupantes están intentando aumentar la presión», dijo Zelenski durante un discurso a la población poco antes de que comience el día 86 de la invasión rusa. «Es un infierno, y no es una exageración», atizó.

El Ministerio ucraniano de Defensa dijo ayer que las fuerzas rusas estaban impidiendo a los civiles salir de la zona del este del país conocida como Donbass, que contiene vastos territorios de población rusoparlante, algunos de ellos separatistas, enfrentados con el Gobierno de Kiev desde hace ocho años.

Las fuerzas rusas están rodeando Severodonetsk, donde al menos 12 personas murieron y otras 40 resultaron heridas en un bombardeo en las últimas horas, y en la misma situación está la vecina Lisichansk, separada de la primera por un río que marca el frente de la guerra, reportó la agencia de noticias AFP. .

Concluida la rendición de los militares ucranianos en una enorme planta de acero de la sureña Mariupol, ahora ya definitivamente en poder de las fuerzas rusas, Severodonetsk y Lisichansk representan el último reducto de resistencia ucraniana en la zona este y sureste.

Respecto de la siderúrgica Azovstal, Rusia dijo hoy que aumentó a más de 1.900 la cifra de combatientes bloqueados en la planta que se entregaron prisioneros a sus tropas desde el lunes.

«Los nacionalistas bloqueados en la planta han comenzado a rendirse. Hasta ahora 1.908 personas han depuesto las armas», declaró el ministro de Defensa ruso, Serguei Shoigú, citado por la agencia de noticias Sputnik.

En el terreno de las presiones políticas y financieras, los aliados de Ucrania, liderados por Estados Unidos y la Unión Europea, han aportado miles de millones de dólares en asistencia -incluyendo equipamiento militar- a Kiev desde que Rusia inició su invasión, el 24 de febrero.

El Congreso de Estados Unidos aprobó ayer un paquete de ayuda valorado en 40.000 millones de dólares, que el presidente Joe Biden prevé promulgar próximamente, según la Casa Blanca.

El paquete incluye 6.000 millones de dólares para ayudar a Ucrania a adquirir vehículos blindados y reforzar su sistema de defensa aérea.

Biden ha presentado la guerra en Ucrania como parte de un combate, liderado por Washington, a favor de la democracia y contra el autoritarismo.

En otro orden, Ucrania ya ha empezado a juzgar a militares rusos capturados por supuestos crímenes de guerra y los fiscales detallaron 12.595 cargos, incluyendo el bombardeo contra una unidad de maternidad de Mariupol.

El primer soldado ruso juzgado en Ucrania por crímenes de guerra pidió «perdón» ayer ante un tribunal de Kiev al detallar cómo mató a un civil al inicio de la invasión rusa.

«Sé que no podrá perdonarme, pero de todos modos pido perdón», dijo el sargento de 21 años Vadim Shishimarin a la esposa del hombre de 62 años al que admitió haber matado en el noreste de Ucrania el 28 de febrero.

La Fiscalía ucraniana pidió la pena de prisión perpetua para Shishimarin. (Telam)


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