«Que haya paz en la martirizada Ucrania, tan duramente probada por la violencia y la destrucción de la guerra cruel e insensata a la que ha sido arrastrada», planteó el pontífice durante la bendición Urbi et Orbi («a Roma y al Mundo») del Domingo de Resurrección, durante la que suele referirse a los conflictos mundiales.

«Que un nuevo amanecer de esperanza despunte pronto sobre esta terrible noche de sufrimiento y de muerte. Que se elija la paz», reclamó Jorge Bergoglio, de 85 años, al hablar frente a cerca 100.000 fieles presentes en la Plaza San Pedro, según estimaciones del Vaticano.

Tras más de dos años sin público masivo a causa de la pandemia, el pontífice aprovechó para recorrer la Plaza en el papamóvil descubierto antes de iniciar el mensaje del día en que los cristianos del mundo conmemoran la resurrección de Jesucristo al tercer día después de haber sido crucificado.

En el mensaje, su vigesimonovena referencia explícita a la invasión rusa a Ucrania iniciada en febrero pasado, el Papa reclamó «que se dejen de hacer demostraciones de fuerza mientras la gente sufre».

«Por favor, no nos acostumbremos a la guerra, comprometámonos todos a pedir la paz con voz potente, desde los balcones y en las calles», sostuvo Francisco frente a los fieles, entre los que se encontraba el alcalde de la ciudad ucraniana de Melitopol, Ivan Fedorov, y tres parlamentarios del país europeo con los que ayer se reunió en privado.


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