Como consecuencia de la inflación, el poder de compra de la Asignación Universal por Hijo (AUH) cayó 23 por ciento en los últimos dos años, lo cual explica en parte el incremento de la pobreza en la  Argentina.

Así lo indica un estudio de la consultora Invecq, que midió la evolución de la inflación y de esa asignación entre las PASO de 2019 y las de este año.

Detrás se ubicaron los haberes de los jubilados -el propio oficialismo empieza a admitir que sufrieron un ajuste con la última reforma previsional- y los salarios. 

La AUH es de $ 4.504 por hijo y llega a 4,3 millones de chicos menores de 18 años, según la ANSES.

El poder adquisitivo de la asignación, medido a precios constantes, es actualmente de $ 4.633 y representa el valor más bajo desde la creación del beneficio en noviembre del 2009.

Este cálculo no tiene en cuenta el adelantamiento del 20% que normalmente es retenido y abonado en diciembre de cada año y que en esta oportunidad se cobró en julio último, para que llegara a impactar en las elecciones primarias.

El informe tampoco incluye el impacto de la Tarjeta Alimentar, que el Gobierno puso en marcha antes de la pandemia para los beneficiarios de AUH que tenían niños menores de 6 años.

Desde mayo pasado abarca también a las familias que tienen hijos de hasta 14 años.

Este beneficio implica un pago mensual de $ 6.000 para los que tienen un solo hijo y de $ 9.000 para los que tienen dos. 

Pero a diferencia de la AUH que es de libre disponibilidad, esta tarjeta solo puede usarse para comprar alimentos.

Caída del poder adquisitivo.

La pérdida sufrida por quienes perciben la asignación se ubicó por encima de la de los asalariados. 

De acuerdo con el estudio, los asalariados perdieron un 5,5% en los últimos dos años frente a la inflación, pero mucho peor les fue a quienes trabajan en negro.

Entre mayo-julio de 2019 el salario bruto era de unos $ 92.790 constantes, mientras que ahora no llega a los $ 88.000, según el trabajo.

Algo similar ocurrió con las jubilaciones: el poder adquisitivo en la previa electoral de las PASO 2017 de un haber promedio era de $ 43.015, pero cayó a $ 39.795 en los tres meses previos a las de 2019 y en las últimas retrocedió a $ 37.132.

El cálculo arroja que entre las elecciones de 2017 y las del domingo último, los jubilados perdieron 6.000 pesos constantes.

Los datos están alineados con el argumento utilizado por la vicepresidenta Cristina Kirchner en su carta de reproche al presidente Alberto Fernández tras la derrota electoral.

La vicepresidenta reclama que el Gobierno ponga más plata en el bolsillo de los sectores más postergados, y no avance con nuevos ajustes.

En esa línea, se espera que se anuncien medidas de aumento para las AUH, bono para jubilados y hasta reflote el IFE, lo cual es resistido por el ministro de Economía, Martín Guzmán, quien considera que hay herramientas más adecuadas para mejorar el poder adquisitivo. (NA)


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