Por: Roberto Garrone
Con tonos muchísimo más opacos que la fulgurante temporada de langostino en aguas patagónicas, en simultáneo, más al norte, en aguas bonaerenses se desarrolla otra zafra. La corvina rubia, Micropoganias furnieri, tal su denominación científica. constituye el principal recurso que compone el conjunto ictícola denominado “variado costero”.
Con presencia en una amplia zona de distribución en aguas del Rio de la Plata, norte de Brasil y costa atlántica argentina, por estas semanas la atención se centra justamente dentro de la Bahía de Samborombón.
El año pasado la temporada de pesca comenzó bien entrado julio luego de una prospección que sufrió complicaciones no solo por los obstáculos en plena pandemia sino por las condiciones climáticas. Mientras los pescadores argentinos aguardaban los resultados que permitieran la apertura del área a la pesca comercial, en la otra orilla del Río, la flota uruguaya ya pescaba corvina sin ningún tipo de restricciones.
La corvina se comparte con Uruguay dentro de la Zona Común de Pesca y el Frente Marítimo. Pero hay desequilibrios entre los “socios”. Los pescadores argentinos quieren que la Comisión que legisla el área determine si la corvina es un recurso zafral o no y en función de eso las flotas operen en espejo. Hasta ahora cada país actúa de manera distinta: mientras en Argentina respetan vedas y áreas de pesca, la flota uruguaya pesca sin restricciones.
Desde el 10 de mayo el Ministerio de Asuntos Agrarios, a través de la Dirección de Actividades Pesqueras y Acuicultura de la Provincia, habilitó el muestreo de desembarques en puertos como Punta Piedras (Castelli), Rio Salado, Lavalle y Mar del Plata.
Por eso, luego de lo ocurrido en el 2020, más que buscar certezas de manera temprana y conocer el pulso de la pesquería, el muestreo de desembarques, que no fue otra cosa que una prospección de pesca, la cual buscó calmar el enojo de los pescadores de esta orilla.
El muestreo termina este domingo y al cierre de esta columna los últimos datos estaban siendo evaluados. El INIDEP mandó a un par de técnicos al puerto de Lavalle esta semana pero tampoco tienen un panorama definido. Tampoco le habían llegado los datos colectados por Provincia. Recién hace un par de semanas les llegaron los resultados del año pasado.
En el instituto de investigación creían que comenzar a pescar en mayo revelaría una alta presencia de juveniles. Los adultos ingresan a la Bahía desde aguas exteriores cuando la temperatura del agua baja. La flota está terminando la tercera marea y el tamaño fue creciendo a medida que nos aproximamos al invierno, como auguraron los científicos.
“El pescado es bueno, más de 40 centímetros”, asegura Franco Bocanfuso, armador del “Barba Negra”, uno de los barcos que integran las 6 parejas de embarcaciones que participaron de la prospección. Otro dato de la corvina. Se pesca a la pareja. Dos lanchas despliegan las redes de arrastre pero la captura termina en una bodega.
Estas embarcaciones pescaron y descargaron en Mar del Plata donde hay buena demanda de ls frigoríficos luego de una caída en los precios del año pasado. Otra característica de la corvina: se exporta mayormente entera, cola, cabeza y hasta vísceras. Congelada y clasificada por peso.
El principal destino es el mercado africano. Angola, Camerún, Nigeria son los principales consumidores. El año pasado compraron menos por la crisis del petróleo. Compran cuando logran vender energía.
Minoritariamente también se la exporta tipo Pan Ready, sin cola, cabeza y vísceras, a países de Europa del Este y Asia. Esto requiere un mínimo valor agregado.
Volvamos a la flota que pesca corvina. Sobre todo la más chica, las embarcaciones de rada/ría, de la familia de las lanchitas amarillas, deben operar desde algún puerto próximo a la Bahía durante la zafra. Y muchas no podrán migrar. En Ensenada tienen el problema del covid: hay muchos contagios y temen que ocurra un brote que los sujete al muelle por dos semanas.
El obstáculo mayor asoma en Lavalle. Puerto municipal, el Honorable Concejo Deliberante fijó este año un canon de 297 mil pesos mensuales para los barcos de Mar del Plata que quieran operar desde ahí. “Y como mínimo tenemos que pagar por cuatro meses, aunque la temporada dure 20 días”, dice Bocanfuso.
Ni Mar del Plata tiene un canon tan oneroso para la flota. A ese millón doscientos mil pesos del canon les deben sumar el alojamiento para los pescadores, víveres, combustible y el servicio de estiba que descarga la bodega. El año pasado el canon fue de algo más de 700 mil pesos. Y solo participaron 4 barcos. “Dejamos en el pueblo unos 8 millones de pesos en 20 días. Pero este año no creo que vayamos”, anticipa el pescador.
Lavalle tiene una flota propia, algunos padrinos políticos, capangas y hasta establecimientos frigoríficos que acopian la captura. Incluso hay capitales chinos en el medio. La relación con la flota marplatense tuvo vaivenes matizados con acusaciones mutuas.
Nunca nada parecido al 2014 cuando propietarios de un grupo de barcos marplatenses obtuvieron la autorización de captura de la Dirección de Pesca pero el Ejecutivo municipal les revocó el permiso de uso de puerto.
Pese a la prospección temprana en la Bahía, los desembarques de corvina muestran una reducción en relación al 2020. Hasta el 16 de junio se habían desembarcado 5300 toneladas. Un 13% menos que lo desembarcado hasta el mismo período del año pasado cuando se descargaron 6200 toneladas.
Generar obstáculos para que la flota local no opere desde Lavalle no parece ser la mejor estrategia para generar mayor actividad y aumentar las exportaciones de corvina. Las descargas vienen en tobogán. Habían sido 7200 toneladas de corvina hasta mediados de junio del 2019.