Una de las consecuencias más marcadas y evidentes de la pandemia ha sido establecer una serie de ambientes y recursos para que los estudiantes no pierdan totalmente su educación. La tecnología ha adquirido un papel protagónico que muchas familias han sabido aprovechar. Sin embargo, numerosos hogares argentinos no han podido valerse correctamente de los dispositivos necesarios ni de una efectiva conectividad para concretar la educación de sus menores.

En 2020, Cáritas Argentina realizó varios estudios para determinar cuál era la situación de las familias respecto al contexto educativo actual. A través del portal Conferencia Episcopal Argentina (CEA), dicha organización documentó la carencia de condiciones materiales y tecnológico-digitales que muchos hogares padecen. Al no poder contar con las herramientas ideales, se perjudica gravemente el ejercicio del derecho a la educación

Los informes hechos por Cáritas Argentina precisan que el 84 % de las familias que son asistidas en sus espacios educativos poseen enormes dificultades para la conectividad. Esto merma el efectivo acceso a la educación por parte de niños y adolescentes, además de no poder desarrollar sus deberes escolares en las formas requeridas por los docentes.

Actualmente, las técnicas de enseñanza integran la cibertecnología en su metodología y los alumnos crecen y se forman con estos paradigmas educativos. Por ello, quienes carecen de los instrumentos tecnológicos contemporáneos presentarán atrasos en su desenvolvimiento multidisciplinario.

A través del portal Conferencia Episcopal Argentina, Cáritas ha manifestado: “Para las comunidades más vulnerables, la cuarentena ha constituido una pauta muy exigente y compleja de concretar, planteando nuevos desafíos educativos en nuestro país. Algunos de estos desafíos son: establecer un vínculo pedagógico virtual, atender a distintos contextos sociales, mantener las clases y las actividades sin sobrecargar al alumnado, etc.”.

La organización ha detallado que desde el 16 de marzo de 2020 hasta el final del mismo año, un aproximado de 11 millones de alumnos no retornaron a sus aulas, limitándose a las lecciones a distancia. Esto significa que, a partir de octubre, cuando comenzaron las actividades, solo el 43 % de los estudiantes logró desarrollar procedimientos educativos informales y de recreación al aire libre.

Asimismo, se puntualiza que en 9 provincias no existió un acercamiento presencial a lo largo del año. Finalmente, se señala que casi un millón de alumnos ha perdido vínculo con su escuela.

Los portavoces de Cáritas Argentina expresan que esta falta de conectividad seguirá ocasionando que crezca la deserción escolar. Esto se agravaría si se tiene en cuenta que no solamente la falta de herramientas tecnológicas perjudica el aprendizaje de los estudiantes, sino también otra clase de dificultades.

La organización ha constatado que el 75 % de familias vulnerables atraviesa complicaciones para adquirir ropa y el 70 % no logra comprar los insumos básicos de higiene y bioseguridad. Además, el 41 % sufre problemas internos como el consumo de sustancias dañinas y violencia familiar.


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