El proyecto “Mejoramiento de las condiciones de vida de comunidades vulnerables del Partido de General Pueyrredon en el contexto de pandemia y pos-pandemia desde un enfoque transdisciplinar” fue una de las cinco iniciativas elegidas por la Fundación Bunge y Born en su convocatoria “COVID-19 y vulnerabilidad social”.

La propuesta marplatense seleccionada reúne a más de 75 investigadores y profesionales de distintos organismos y tiene como objetivo generar información sobre la emergencia sanitaria, su evolución, impacto social y psicológico en comunidades y población vulnerable del Municipio de General Pueyrredon (MGP), que permitirá detectar alertas sociales, implementar y buscar soluciones a partir de la integración de saberes académicos y populares.

La iniciativa busca generar acciones concretas, conjuntas, sostenidas y articuladas con diferentes actores sociales como organizaciones no gubernamentales (ONG), organismos del estado y referentes de la comunidad que sean el pilar de políticas públicas destinadas a solucionar problemas asociados a la pandemia de COVID 19 o bien generados a partir de la irrupción de ella.

Este proyecto es dirigido por la investigadora principal del CONICET,  Vera Álvarez, Subsecretaria de Transferencia y Vinculación Tecnológica de la UNMDP y vicedirectora del INTEMA (CONICET, UNMDP). El mismo reúne los resultados obtenidos de cinco proyectos financiados por el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación en la Convocatoria COVID-19, en los que participaron especialistas de diferentes unidades la Escuela Superior de Medicina, Facultad de Humanidades, Facultad de Ingeniería, Facultad de Psicología e institutos de investigación de doble dependencia del CONICET y la UNMDP como el Instituto de Humanidades y Ciencias Sociales (INHUS-CONICET,UNMDP), Instituto de Investigaciones en Ciencia y Tecnología de Materiales (INTEMA-CONICET,UNMDP) e Instituto de Psicología Básica, Aplicada y Tecnología (IPSIBAT-CONICET,UNMDP).

Las iniciativas previas pusieron de manifiesto que la pandemia profundizó problemas estructurales en el Municipio como falta de trabajo, emergencia alimentaria, acceso deficiente a los servicios públicos y urbanos, problemas habitacionales extremos, diversas formas de violencia y un impacto general sobre la salud mental. Pero además la emergencia sanitaria sumó problemas nuevos: dificultad para contar con elementos de higiene personal, limpieza y prevención, insuficiencia en el acceso al sistema de atención médica o de contención psicosocial e inequidad en la conectividad que impacta en la educación de los sectores populares.

En este contexto, cobraron relevancia actores territoriales como 35 Comités Barriales de Emergencia (CBE), articulados a partir de un entramado de asociaciones preexistentes de diversa índole (sociedades de fomento, clubes, iglesias, organizaciones sociales, entre otras) y los comedores barriales. Ambos colectivos nutren una red de solución de problemas, en relación con instituciones estatales (municipal, provincial y nacional), el CONICET, la UNMDP y otros actores socio-políticos que enfrentan la crisis.

Vera Alvarez se muestra muy motivada y lo deja ver en sus concluyentes  palabras: “A nivel personal es la posibilidad concreta de incidir en la realidad de nuestra ciudad, que tan castigada está, en donde el índice de desocupación es tan alto, con elevados niveles la pobreza y con una Universidad e institutos que pueden mostrar lo que hacemos, estudiamos y por lo cual la gente con sus  impuestos nos paga el sueldo todos los meses, está en diálogo con lo que hacen, saben y aportan los actores del territorio y que puede servir para poder vivir mejor”.

Por Daniela Garanzini-Departamento de Comunicación CONICET Mar del Plata
Fotografía gentileza de las investigadoras.


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