La pandemia de COVID-19 ha transformado de manera abrupta a la sociedad, modificó de forma inesperada el acceso y la organización de los servicios de salud, como así también las prioridades de la comunidad a la hora de acudir a los centros de atención. Desde el Colegio de Obstétricas de la Provincia de Buenos Aires se recuerda la importancia de retomar la atención y atender la salud de las mujeres en toda las etapas de su vida.
«Según datos aportados por UNFPA, a nivel mundial se redujo un 5% la cobertura de intervenciones esenciales en salud sexual y reproductiva, las muertes maternas se incrementaron en un 8,6%; y millones de mujeres no pudieron acceder a métodos anticonceptivos, provocando innumerables embarazos no deseados. En nuestro país, se estima que el 65% de mujeres que dejarán de usar anticonceptivos lo harán por falta de recursos económicos, y el 35% debido a dificultades de acceso y aprovisionamiento en los servicios públicos de salud”, comentan referentes del Colegio de Obstétricas de la Provincia de Buenos Aires (COPBA).
Esto se encuentra reflejado en el informe de la Comisión Interamericana de Mujeres, donde se expone que la región de las Américas llega a este contexto con un rezago en el tema de la mortalidad materna, siendo el único Objetivo de Desarrollo del Milenio que la región no alcanzó.
Respecto al panorama provincial, “en algunas Regiones Sanitarias los centros de salud de primera atención se dividieron en salas de controles normales y en centros respiratorios: en los primeros se realizaban controles generales de pediatría, clínica general, obstetricia y otras especialidades; mientras que los centros respiratorios se atendía exclusivamente la patología asociada con COVID. Esto limitó la accesibilidad al sistema tanto dentro de las ciudades como de quienes debían trasladarse de municipio para tener sus controles al día”, explica el Licenciado en Obst. Mauro Eduardo Larrosa, uno de los pocos hombres matriculados en el Colegio de Obstétricas provincial.
La interrupción de los métodos anticonceptivos, como el faltante en los grandes centros de salud, trajo aparejados un gran número de embarazos no deseados y no planificados en 2020. “Esto genera un fuerte impacto en la vida de las personas gestantes, no sólo en mujeres adultas, sino también en adolescentes. Muchas veces este impacto es emocional, poniendo en peligro el cuidado de la salud materno-fetal, y en algunos casos terminando en abortos. En otros casos el impacto es socioeconómico, en donde muchas madres adolescentes terminan con deserción escolar y posteriormente se vuelve muy difícil la reinserción laboral tras del puerperio”, expresa el Licenciado.
Existe poca evidencia sobre el impacto del COVID-19 en el embarazo, aunque ya se sabe que los cambios inmunológicos que viven las personas gestantes, incrementan su riesgo de infección de una multiplicidad de enfermedades; y es por ello que “las mujeres embarazadas tienen una mayor necesidad de servicios de atención médica, poniéndolas en una situación de riesgo elevado de contagio, al tiempo que enfrentan una escasez de servicios de atención médica y hacinamiento hospitalario”, exponen desde el COPBA.
“Como Licenciadas/os en Obstetricia u Obstétricas/os, tenemos el deber de acompañar a las mujeres y personas gestantes a lo largo de su vida, ayudándoles a atravesar los distintos estadíos que decidan transitar. Esto, sin embargo, en algunas regiones se torna una tarea más que difícil”, explican las autoridades del COPBA. En su experiencia de atención en pandemia el Lic. Larrosa señala: “en los grandes centros efectores de salud se hizo notorio el faltante de métodos anticonceptivos de larga duración y algunos métodos inyectables; mientras que los métodos anticonceptivos definitivos o quirúrgicos se vieron afectados debido a la poca disponibilidad de quirófanos, la atención estricta de urgencias y la falta de insumos”.
En este contexto, desde la Institución, apelan a un mayor esfuerzo por parte de las autoridades sanitarias y los gobiernos, para que el reparto de anticonceptivos a lo largo y ancho del país no sea descontinuado; ya que se estima que alrededor de un millón de mujeres podrían interrumpir el uso de estos métodos a causa del distanciamiento, la imposibilidad de desplazarse hasta un centro de salud, o por verse afectada su economía.
Ante la inminencia de una segunda ola de contagios por COVID, se debe poner atención a esta situación, ya que la falta de accesibilidad afectó la salud sexual y reproductiva de las mujeres, llevando a muchas a interrumpir el uso de métodos anticonceptivos y postergado a un segundo plano la planificación familiar, o generando riesgos al no contar con los suficientes controles obstétricos durante la gestación.
Tomar medidas adecuadas y oportunas en cada región contribuye a evitar embarazos no deseados y embarazos adolescentes, disminuyendo las consecuencias negativas en el desarrollo de aquellas mujeres que tienen vulneradas sus principales necesidades y derechos.