El infectólogo Tomás Orduna calificó como una «medida cosmética» restringir actividades nocturnas desde la medianoche y pidió que se hagan efectivas desde las 20, en tanto médicos intensivistas advirtieron sobre la «notable gravedad» que afecta al sector.
Miembro del comité de expertos que asesora al Gobierno, Orduna se refirió a la posible ampliación de las restricciones en las actividades nocturnas desde la medianoche. «No me mueve el amperímetro entre las dos de la mañana y las doce de la noche, me parece que son medidas cosméticas», dijo y sostuvo que para que la medida sea efectiva las restricciones deberían regir «desde las ocho o nueve de la noche».
«Si dejamos esto como está (sin restricciones), para fin de mes podemos tener 45.000 casos en un día», advirtió Orduna y puntualizó que «el derrame» de contagios se va a producir «en casos críticos, graves, terapia, muertes, en definitiva esto hay que pararlo», insistió.
En sintonía con las palabras del infectólogo, médicos intensivistas describieron la situación en el sistema de terapia intensiva y pidieron restricciones para «limitar la velocidad de contagio» y enfrentar la segunda ola de coronavirus.
«Estamos frente a una situación de una notable gravedad, estamos con un crecimiento explosivo en el números de contagios, sin ninguna medida por parte de los gobiernos, y por otro lado el comportamiento social que parece ignorar que estamos en la peor parte de la pandemia», dijo Arnaldo Dubin, miembro de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI), quien señaló que frente a estos dos problema se encuentra un «sistema sanitario que está en muy malas condiciones, la terapia intensiva particularmente esta muy comprometida».
Al hablar por El Destape radio, Dubin, Jefe de Terapia Intensiva del Sanatorio Otamendi, aseguró que existe un «cansancio terminal de los trabajadores» de la salud. «Estamos agotados, exhaustos anímica y físicamente, no es un sentimiento, esta fatiga impacta directamente en nuestro rendimiento», afirmó.
Guillermo Chiappero, vicepresidente de la SATI, agregó que frente al aumento de casos «nos vemos nuevamente en tensión para poder satisfacer la demanda de los pacientes Covid-19». Y en ese sentido gráfico que los médicos intensivistas «no venimos de vacaciones, siempre hemos tenido la terapia llena», ya que durante el verano se dedicaron a atender las cirugías y tratamientos que habían quedado postergadas por la pandemia.
Chiappero describió que la especialidad requiere cuatro años de formación y que en el país sólo existen 1.800 profesionales en condiciones de trabajar en terapia. Y aunque consideró que «si bien aumentaron el número de camas, no nos olvidemos que el personal médico que asiste a estos pacientes siguen siendo los mismos».
«Si la segunda ola es gigante, no habrá capacidad de atención que aguante», resumió en un reportaje con radio Nacional.
Orduna, Jefe del Servicio de Medicina Tropical y Medicina del Viajero en el Hospital Muñiz de la Ciudad de Buenos Aires, contó que ayer en ese centro de salud sólo había una cama de terapia intensiva disponible.
Y resaltó que si no se toman medidas, «para fin de mes podemos tener 45.000 casos en un día» y entonces «volver de esos números va a necesitar medidas muy restrictivas, de cuarentenar a la mejor usanza china».
Durante una entrevista en El Destape radio, aconsejó que en este momento la mejor opción es aplicar una restricción severa pero acotada a dos semanas, y con un control estricto en los medios de transporte aunque defendió la presencialidad en las aulas. «El tema no ocurre donde se cumplen los protocolos», y como ejemplo señaló que «no puede haber tres pibes yendo a jugar a la casa del cuarto porque se mezclan cuatro burbujas, no pueden ir cuatro adolescentes a escuchar música a la casa de uno, toda la tarde, eso hay que enfatizarlo».
Por último, dijo que los próximos diez días serán claves para frenar la pandemia y evitar que se desborde como ocurrió en Brasil. Orduna citó al microbiólogo español Emilio Bouza, quien aseguró que España desoyó las advertencias de Italia para tomar medidas tempranas y «perdió los diez días necesarios para parar lo que después no pudieron parar». (Telam)