Casi la mitad de las mujeres adultas de Argentina no realizó el Papanicolaou (PAP) el año pasado debido a la pandemia de coronavirus, estimaron especialistas, que consideraron que esa cifra creció en relación al 30% que venía registrándose en los últimos años.
Según la 4° Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, publicada en 2019, el 70,3 de las mujeres de entre 25 y 65 años se realizó una prueba de Papanicolaou en los últimos 2 años, pero por la pandemia «se calcula que en 2020 ese porcentaje bajó al 50%», dijo a Télam Verónica Fabiano, médica ginecóloga del Instituto Alexander Fleming.
«El cáncer del cuello uterino es una enfermedad que se puede prevenir. También se puede curar, si se detecta a tiempo y se trata adecuadamente», subrayó Fabiano con motivo del Día Mundial de la Prevención del Cáncer de Cuello Uterino que se celebra cada 26 de marzo, con el objetivo de concientizar y brindar información sobre la importancia de hacer controles ginecológicos para evitar enfermedades.
El Papanicolaou (PAP) es un método sencillo para detectar lesiones en el cuello del útero, que las mujeres de entre 21 y 65 años deben realizar una vez por año y cuando hay dos resultados consecutivos negativos puede espaciarse cada tres años.
Fabiano precisó, además, que sus resultados se complementan con la colposcopía que «permite localizar con una lente en aumento las lesiones en el cuello del útero detectadas previamente en el PAP».
Por su parte la médica oncóloga Ana Mendaña, del mismo Instituto, puntualizó que «según datos de Globacan, en el 2020 se diagnosticaron en la Argentina 4.600 casos de cáncer de cuello uterino, siendo el tercer tumor más frecuente diagnosticado en mujeres en nuestro país, después del cáncer de mama y colorrectal, presentando una tasa de incidencia de 16.7 casos por 100.000 mujeres».
Mendaña agregó además que «durante 2020 fallecieron en nuestro país 2.500 mujeres por este tipo de cáncer, ocupando el quinto lugar, con una tasa de mortalidad de 8.7 por 100.000 mujeres».
«En América Latina, compartimos la tasa con Perú y Venezuela. Chile, Brasil y Uruguay son los países con menor prevalencia», detalló la oncóloga.
El cáncer de cérvix es causado por la infección persistente de un virus denominado Virus del Papiloma Humano (VPH) o también conocido por sus siglas en ingles HPV.
De ahí que «en mujeres de entre 30 y 60 años, el médico también puede indicar el test de detección de HPV, que, basado en biología molecular, permite hallar la presencia de ADN del virus en las células de esta zona», explicó Fabiano.
En cuanto al rango de edad de la aparición del cáncer de cuello uterino, el médico oncólogo Gonzalo Giornelli señaló que «se trata de una enfermedad rara antes de los 20 años. Sin embargo, afecta a mujeres jóvenes, con una edad promedio de 49 años».
El HPV es un virus de transmisión sexual, pero a diferencia de otras enfermedades la utilización del preservativo disminuye el contagio solo entre un 30 y un 60%.
«Al tratarse de un virus de transmisión sexual se estima que 8 de cada 10 mujeres lo tendrá en algún momento de su vida. De ese total, un 5% generará malformaciones en las células que podrían convertirse en cáncer», señaló la especialista del Instituto Alexander Fleming, quien aclaró que «desde que se produce la lesión hasta que se desarrolla el cáncer, pueden transcurrir entre 10 y 20 años».
Por esto es que son fundamentales los métodos de prevención primaria (vacunas) o prevención secundaria (diagnóstico precoz).
«Sabemos que el factor causal más importante es la exposición al virus del Papiloma Humano (HPV), por lo que el tener múltiples parejas sexuales y sin método de barrera para evitar ésta y otras enfermedades de trasmisión sexual, la vacuna contra el HPV es una herramienta fundamental», destacó el doctor Giornelli.
En la Argentina las vacunas contra el HPV están aprobadas para hombres y mujeres a partir de los 9 años y se recomienda su aplicación antes del inicio de las relaciones sexuales.
Según el Ministerio de Salud de Argentina la vacuna cuadrivalente contra el HPV se encuentra en Calendario Nacional de vacunación para todas las niñas y niños de 11 años de edad.
La vacunación, comentó Fabiano «está indicada en mujeres entre los 9 y los 45 años, aún con antecedentes de verrugas vulvares o resultados de citologías anormales. También pueden vacunarse personas VIH positivo o pacientes trasplantados».
Otro punto importante que resaltó la médica ginecóloga y mastóloga es que «en la mayoría de las pacientes, el cáncer de cuello uterino no causa síntomas. Es asintomático en los primeros estadios de la enfermedad».
«Algunos de los síntomas que ocasionalmente pueden encontrarse son dolor pelviano o dolor y/o sangrado con las relaciones sexuales o posterior a las mismas, flujo vaginal anormal o sangrado vaginal inusual», indicó.
En agosto de 2020, la Asamblea Mundial de la Salud adoptó una estrategia para acelerar la eliminación del cáncer cervicouterino, que consideró un problema de salud pública, y sus objetivos y metas conexos para el periodo 2020-2030.
Para eliminar el cáncer de cuello uterino, todos los países deben alcanzar (y mantener) una incidencia inferior a 4 casos por cada 100 000 mujeres/año.
La subdirectora general de la OMS, Princess Nothemba Simelela, afirmó recientemente que «la lucha contra el cáncer del cuello uterino es también una lucha por los derechos de la mujer».
Por último, el ministerio de Salud recuerda que el PAP se realiza en forma gratuita en centros de salud y hospitales públicos de todo el país. (Telam)