La tuberculosis (TB) es una de las enfermedades más antiguas que afectan a la especie humana. A pesar de los avances en diagnóstico y tratamiento, esta enfermedad prehistórica sigue siendo un grave problema de Salud Pública a nivel mundial y nuestro país no es ajeno a esto. La pandemia producida por el COVID-19 generó un nuevo escenario y encendió la alarma en los pacientes que padecen esta enfermedad y en los profesionales de la salud.

En el informe global sobre TB 2020, la OMS reporta una incidencia de 10 millones de casos nuevos, 8,2% de ellos asociados al VIH y una carga de mortalidad de 1,4 millones. Más allá de los auspiciosos objetivos de eliminar la TB antes de que promedie este siglo, la tendencia es a un discreto descenso. Argentina no escapa a esta situación, aunque se encuentra dentro de los países con mediana a baja incidencia de la enfermedad, reportamos unos 11.500 casos nuevos anuales.

Los pacientes enfermos con TB se han visto afectados con la llegada de la pandemia. El COVID-19 puede afectar a las personas infectadas o enfermas con TB, antes, durante o una vez curadas, facilitando en algunos casos el paso de infección latente a la enfermedad por una alteración del sistema inmunológico. También ha aumentado la posibilidad de hacer más severa la evolución de la TB por la mayor extensión de las lesiones pulmonares.

Por otra parte, y debido a las similitudes en los síntomas de ambas enfermedades, especialistas en tuberculosis visualizan un aumento del diagnóstico en pacientes que llegan a la consulta por síntomas de COVID-19.

La coexistencia de Tuberculosis-COVID-19 se presenta en nuestro país con un número aún no determinado, pero con un riesgo que suponemos aumentado debido a las lesiones pulmonares preexistentes en el pulmón y al estado de depresión inmunológica que presentan algunos de los pacientes, sumado al estrés que presenta esta pandemia del COVID-19.

Son muchas las dificultades en la accesibilidad a centros de salud y/o hospitales cerrados o abocados mayoritariamente a la atención del COVID-19 y el temor que presentan los pacientes con TB ante el contagio de una nueva enfermedad. Esta situación nos lleva a repensar e implementar diferentes estrategias de atención para que los controles y los tratamientos de TB puedan ser continuados, tratando de minimizar los abandonos.

Conclusiones

  • Existe evidencia de la asociación TB-COVID 19 a nivel mundial, pero todavía no hay datos que acompañen la información. 
  • Ambas patologías tienen síntomas similares de presentación, por lo tanto, en países de mediana y alta prevalencia de TB, puede llevar a la confusión en el diagnóstico.
  • Es importante destacar que el tratamiento para TB no se debe abandonar y se tienen que establecer todos los medios necesarios para asegurar la supervisión y abastecimiento de los fármacos en forma continua.      
  • Siempre que coexistan ambas enfermedades se tienen que considerar, para iniciar un tratamiento, las interacciones con las drogas indicadas para evitar fenómenos de reacciones adversas.

Considerando que la TB sigue tan vigente como siempre, resulta imprescindible:

  1. Garantizar los servicios destinados a diagnóstico y tratamiento de la enfermedad, tanto para el caso índice como para sus contactos.
  2. Realizar diagnóstico diferencial precoz de TB/COVID-19 al ingreso del paciente al sistema de salud, con una valoración clínica y epidemiológica adecuada
  3. Realizar baciloscopías de esputo e hisopado Rt-PCR para coronavirus cuando se sospeche por clínica, epidemiología y/o estudios de imágenes que revelen presencia de la enfermedad.
  4. Valorar siempre la importancia de trabajar en red, georreferenciando los pacientes y sus contactos; de esta forma se podrán continuar los controles de tratamiento y el suministro de medicación; evitando de esta forma abandonos y traslados innecesarios.
  5. Tener en cuenta las interacciones medicamentosas entre ambas enfermedades para evitar reacciones adversas en caso de coexistencia TB/COVID-19
  6. Si bien hubo algunas publicaciones que mencionaban el factor protector de la vacunación BCG ante la presencia de COVID-19, esto no ha sido debidamente comprobado y por lo tanto no se aconseja por el momento, su utilización a tal fin.

Asesoró: Dra. María Cristina Brian (M.N. 52.163), Médica Tisio-Neumonóloga, Coordinadora de la Sección Tuberculosis de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria.


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