La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner advirtió que en la Argentina «el que decide es el Presidente» y subrayó que «no es fácticamente posible que prime la opinión de cualquier otra persona» a la hora de marcar el rumbo del gobierno.
«En la Argentina el que decide es el Presidente. Puede gustarte o no lo que decida, pero el que decide es él. Que nadie te quiera convencer de lo contrario. Si alguien intentara hacerlo, preguntale que intereses lo o la mueven», advirtió.
El Presidente «es el que saca, pone o mantiene funcionarios. Es el que fija las políticas públicas. Podrá gustarte o no quien esté en la Casa Rosada. Puede ser (Carlos) Menem, (Fernando) De La Rúa, (Eduardo) Duhalde o (Néstor) Kirchner. Pero no es fácticamente posible que prime la opinión de cualquier otra persona que no sea la del Presidente a la hora de las decisiones», escribió la vicepresidenta.
Fernández de Kirchner publicó hoy una serie de reflexiones en vísperas del décimo aniversario del fallecimiento de su esposo y expresidente Néstor Kirchner, y a un año del triunfo electoral del Frente de Todos, a través de su cuenta de la red social Twitter.
Bajo el rótulo de «sentimientos y certezas», la vicepresidenta señaló: «Como se han quedado sin la excusa de las formas, tuvieron que pasar a un segundo guión: `Alberto no gobierna`, la que decide todo es Cristina`, `rencorosa y vengativa`, que sólo quiere solucionar sus `problemas judiciales`».
«Debo reconocer que son poco creativos. El relato del `Presidente títere` lo utilizaron con Néstor respecto de Duhalde, conmigo respecto de Néstor y, ahora, con Alberto respecto de mí. Después de haber desempeñado la primera magistratura durante 2 períodos consecutivos y de haber acompañado a Néstor durante los 4 años y medio de su presidencia, si algo tengo claro es que el sistema de decisión en el Poder Ejecutivo hace imposible que no sea el Presidente el que tome las decisiones de gobierno», remarcó.
«En cuanto a lo de `rencorosa` y `vengativa. A nosotros nunca nos movió el rencor ni la venganza. Al contrario, la responsabilidad histórica y el deber político para con el pueblo y la Patria guiaron todas y cada una de nuestras decisiones y acciones», continuó.
«No hay demostración más cabal de ello que haber decidido con el volumen de nuestra representación popular, resignar la primera magistratura para construir un frente político con quienes no sólo criticaron duramente nuestros años de gestión sino que hasta prometieron cárcel a los kirchneristas en actos públicos o escribieron y publicaron libros en mi contra. Deberán esforzarse mucho para encontrar en la historia argentina ejemplos similares», insistió.
«Por último, eso de que `sólo quiere solucionar sus problemas judiciales (SIC), a esta altura ya resulta inaceptable. Lo único que queremos es el correcto funcionamiento de las instituciones y que se garantice la aplicación de la Constitución Nacional y la ley a todos y todas por igual, sin doble vara ni privilegios».
Advirtió que «resulta insoslayable señalar que utilizan el eufemismo `problemas judiciales` para ocultar lo que hicieron en Argentina y en la región con el Estado de Derecho: se lo llevaron puesto para proscribir a los líderes populares».
«Con la articulación de sectores del Poder Judicial, los medios de comunicación hegemónicos y distintas agencias del Estado, durante el gobierno macrista se perpetró una persecución sin precedentes contra mi persona, mi familia y contra muchos dirigentes de nuestro espacio político», argumentó.
Juzgó que de esa situación «dan cuenta las escandalosas revelaciones y el hallazgo de pruebas a la luz del día, acerca de las conductas de periodistas, fiscales, jueces, agentes de inteligencia, dirigentes políticos y hasta del mismísimo Presidente Macri, involucrado personalmente en los mecanismos de espionaje, extorsión y persecución».
«Sin ir más lejos, miren Bolivia. Nada menos que la OEA dirigió un Golpe de Estado diciendo que había habido fraude en las elecciones presidenciales del año pasado. El resultado de las recientes elecciones en ese país hermano, me eximen de mayores comentarios. Y después dicen que el Lawfare no existe», graficó. (Télam)