RSE EN ACCIÓN
LORENA LASTAGARAY
@lololabazka
El equipo del EMDER, en conjunto con Obras Sanitarias, instaló una biobarda en el lago de Parque Camet para facilitar la limpieza y evitar la contaminación. La biobarda es un sistema artesanal, hecho a base de
botellas y material 100% reciclable, que funciona para contener los residuos y evitar que los desechos lleguen al mar.
La «biobarda» es un invento artesanal originado en Guatemala elaborado específicamente con lazo, malla y botellas de plástico, que busca ser una barrera para todos los desechos sólidos que se encuentran flotando en la superficie del agua y así impedir que llegue la contaminación a los cauces.
Esta tecnología está siendo instalada en otros países de la región, como Honduras Panamá, Costa Rica y México, entre otros. De hecho, las «biobardas» han sido catalogadas este año como una invención «ejemplar e
inspiradora» por el Foro Económico Mundial.
La contaminación de las aguas
Las Biobardas son, entre otras, una respuesta a la alta
contaminación de los ríos, la que en buena parte se origina por el aumento de la población, el uso inadecuado del suelo, abuso de plaguicidas, concentración industrial, lanzamiento de desechos y basura y el bajo nivel de educación y conciencia ambientales; todos factores que han contribuido
durante años a la contaminación de los afluentes en nuestro país, pero también en otros muchos que tampoco escapan a este fenómeno ambiental.
Todo lo anterior ha tenido como consecuencia que el agua de los ríos haya dejado de satisfacer necesidades básicas, como la pesca para alimento, para lavar ropa y trastos, bañarse, e incluso consumirla. Además, el uso de sus aguas ha llegado a ser perjudicial para la salud, tanto por el riesgo de contraer enfermedades gastrointestinales, como alergias, hepatitis, vómitos y contaminación por metales pesados o sustancias
químicas, así como por el aumento de la pobreza en las
poblaciones de las cuencas al no poder utilizar esos recursos hídricos en su forma natural. El Ministerio de Salud registró que 143 niños murieron en el 2016 por diarrea y desnutrición.
Al afectar la salud de los alumnos, esto también afecta
su rendimiento escolar, aumentando la deserción y las
repitencias. Si se mejora el ambiente, especialmente la
limpieza y la pureza del agua, esto redundará en beneficio de la salud y, por lo tanto, en una mejor calidad de vida.
En nuestra ciudad, ya empezamos y tanto el método como la tecnología no son difíciles de replicar, todo lo contrario, solo hace falta que sigamos poniendo manos a la obra.