RELOJES DE SOL DE MAR DEL PLATA
Entre las cientos, quizás miles, de curiosidades que guarda nuestra ciudad, tal vez no es por todos conocido que en su territorio (en el del Partido de General Pueyrredón para ser más exacto) hay cinco relojes de sol, pequeñas piezas de arte y ciencia que marcan las horas con las sombras proyectadas por el Sol sobre pequeños estiletes (gnómones), planchas de metal, y hasta la sombra del mismo observador.
Uno de ellos es una magnífica pieza que habita un lugar estratégico de la ciudad pero, aun así, pasa desapercibido para la mayoría de quienes caminan por allí. Es el reloj de sol que se encuentra frente a la Catedral, justo al lado del calendario de flores. Sobre un pilar de cemento de aproximadamente un metro y medio se muestra un reloj de tipo ecuatorial, diseñado por el profesor Tokutaro Yabashi, y donado a nuestra ciudad por la Embajada de Japón en 1970.
Un diseño de metal, con una placa inclinada según la latitud de nuestra ciudad, marca las horas desde las 06.00 hasta las 18.00. Un pequeño sistema de corrección (para ajustar la hora que se marca diferente según la época del año en la que nos encontremos) y una placa que recuerda la particular donación completan el austero instrumento. Del mismo autor y diseño sólo existe en nuestro país otro, instalado en las afueras del Planetario Galileo Galilei, en el Bosque de Palermo, en Buenos Aires. Otros en Japón, China, Guam y Alemania recuerdan la obsesión por la medición del tiempo del profesor fallecido en 1996, a sus 81 años.
Otro reloj de sol, en este caso vertical, se encuentra en calle Brown 3040. Fue construido por Antonio V. Travaglia, un italiano, constructor e inventor nacido en 1896 en Istria, una península cercana a Triste, que comparten Italia, Croacia y Eslovenia. Travaglia dejó en la ciudad varias construcciones que son hoy Patrimonio Arquitectónico, como el Chalet Las Claritas (actualmente parte de una de las Universidades que funcionan en Mar del Plata), el Chalet de los Magistrados, Villa Luján, entre otros. El Reloj lo calculó él, y minuciosamente lo fue modificando cuando el país cambiaba su hora oficial.
Una anécdota muy simpática de este inventor devenido en marplatense, es que en 1958, al año siguiente que la entonces Unión Soviética lanzara el primer satélite artificial de la Historia, el Sputnik 1, Travaglia se dispuso a calcular la trayectoria y velocidad que necesitaba una nave para ir a la Luna y volver. Una muestra más de cómo determinados hechos inspiran más allá de las fronteras.
Al costado de la casa, en unas dependencias que años posteriores se convirtieron en quincho para fiestas, Travaglia supo rodearse de mapas, planos, experimentos de física y química, y hojas con cálculos de un hombre curioso que vivió en esa casa hasta 1964.
En Arenales y Rawson, otro reloj vertical nos marca las horas, desde las 11.00 hasta las 19.00 mostrándonos entre los relieves de ramas, flores y un sol cuya nariz es el gnomon que marca el paso del tiempo, que fue diseñado y construido en 1937. Su constructor fue un suizo, que llegó a Mar del Plata con la empresa francesa que construyo el puerto.
Para los otros dos nos tenemos que ir de la ciudad propiamente dicha. Uno es un imponente reloj vertical situado en la antigua Estancia La Copelina, a unos 58 km de Mar del Plata y 38 km de Sierra de los Padres. En “una pared” de casi tres metros de alto se encuentra el reloj y una analema (recorrido aparente del Sol en el cielo durante un año, siempre al mismo momento del día) que sirve para corregir su hora, en los diferentes meses.
El otro, el último de nuestra lista, también es el más nuevo. Fue diseñado y construido en 2016 y es uno de los instrumentos astronómicos del Parque Cielos de la Espiga, ubicado en Laguna de los Padres, en el Complejo Recreativo Islas Malvinas. Si nos acercamos hasta allí veremos otro tipo de reloj de sol, en este caso, analemático.
Estos relojes consisten en una superficie plana con las horas ubicadas en el contorno de una elipse. Quien lea el reloj se ubicará en marcas en el piso según el mes del año en que se encuentre y su propia sombra dará la hora. Este reloj tiene unos 4 metros de diámetro, diseñado por Sebastián Musso, divulgador científico de la ciudad, e intervenido por la artista plástica Victoria Cola quien marcó las horas, desde las 06.00 hasta las 18.00 con soles según la mirada de trece culturas del mundo.
Desde la antigüedad, los relojes de sol marcaron las horas de las tareas y del descanso, y también nuestra ciudad tiene sus relojes, más nuevos, más viejos, de diferentes formas y tamaños pero todos marcando la misma hora, esa que se deriva de un planeta girando en alrededor de 24 horas sobre su eje, girando inclinado alrededor del sol y dejando que este, proyecte su luz, y sus sombras, como recuerdo de nuestra relación con la naturaleza.