Cuando Rusia lanzó su invasión sobre Ucrania, el 24 de febrero, muchos se aventuraron a pronosticar que iba a ser una guerra de corta duración pero, a punto de cumplirse los seis meses de enfrentamientos, se ha convertido en una «guerra de desgaste» gracias al apoyo que han dado las potencias occidentales a Kiev, según estimaron analistas.