Por: Roberto Garrone

“Las exportaciones totales argentinas de Productos Primarios –PP- y Manufacturas de Origen Agropecuario –MOA- totalizaron los US$26.921 millones durante los primeros ocho meses de 2023”, señala el resumen del último informe elaborado por CAPECA y que contiene los datos del movimiento exportador pesquero en entre enero y agosto pasado.

Justamente el sector pesquero representa el 4,3%. Las exportaciones de PP cayeron un -39,1%, las MOA lo hicieron un -26,5% y las exportaciones de la industria pesquera tuvieron una variación negativa de -7,5% y totalizaron los US$1.156 millones.

Con una zafra de langostino en aguas nacionales que termina mucho más tarde de lo biológicamente recomendable para la salud del recurso, y con rendimientos reducidos para la flota tangonera congeladora (-12%) y fresquera de altura (-27%), datos hasta el 26 de septiembre pasado, será casi utópico alcanzar los 1880 millones que contabilizaron las expo pesqueras en el 2022, con lo que resta del último cuatrimestre del año.

Con los costos laborales desfasados por una inflación al borde de la hiper, un tipo de cambio oficial devorado por la evolución de los precios internos –el último salto del gas oil profundizó la brecha-, al que hay que podarle derechos de exportación y sumarle aranceles en países destino como España y China, hoy la industria se puso en plan “mantenerse a flote” hasta diciembre y ver qué pasa con el cambio de gobierno. Incluso si Massa consuma el milagro.

“La merluza en filet aumentó 2,5% su valor exportado, el langostino entero mermó sus ventas 41,6%, las colas de langostino aumentaron 33,7% y el calamar registró una baja de 10,9% entre los meses de enero y agosto de 2023 con relación al mismo período de 2022”, señala el informe de CAPECA para graficar el comportamiento que tuvieron las principales especies que exporta la industria.

Los casi 100 millones de dólares menos que ingresaron de divisas en los primeros 8 meses del año, 43 millones corresponden al langostino, donde el negocio del entero sigue flaqueando y la esperanza de las empresas se deposita ya en la temporada que viene.

Mientras tanto intentan pescar el último langostino en vísperas del cierre la pesquería, aunque eso alimente el stock en las cámaras frigoríficas. Antes que arranque la zafra 2024 deberían ir desagotándolo, ya con un tipo de cambio mucho más favorable.

En Mar del Plata, más allá de la tensión por la demora en el arreglo del segundo tramo de la paritaria entre los fresqueros de altura, esta semana hubo una reunión clave con el Prefecto General Mario Rubén Farinon para intentar destrabar el tema “aguas sucias” en flota menor que no puede dar cumplimiento a las exigencias insólitas que impone Prefectura.

Abro paréntesis… Lo poco que duran las posiciones férreas en la patronal pesquera. Dilataron casi una semana el acuerdo con los gremios marítimos por el ítem manutención comida, lo que motivó la demora en la zarpada de la flota durante casi 3 días, para luego firmar por encima incluso de lo que pedían los sindicatos.

Mientras tanto se dilata el acuerdo entre CaIPA y el SOIP. La cámara quiere cerrar solo el bimestre septiembre/octubre y ofrecía dos cuotas de 20% y 10%. En el gremio rechazaron la oferta por considerarla insuficiente.

Hasta agosto la inflación fue 80.2% y hasta ahora llevan el 60% de ajuste en el primer tramo. La brecha, más la inflación de septiembre y octubre los animó a pedir el 90% hasta fin de año.

El viernes el gremio ya se había bajado al 80% para el último cuatrimestre del año. La patronal acá tiene margen porque el gremio no demora ningún ingreso a ningún lado. Los que no tienen espalda o barcos pesqueros, son los frigoríficos que compran el pescado entero en muelle. Entre retroactivo de septiembre y octubre tendrán, de mínima el 60% de incremento en la masa salarial.

Volvamos a las “aguas sucias”… De la reunión con Farinon los representantes armatoriales acordaron que desde cada cámara solicitarán una revisión, prórroga y/o flexibilización para demorar la entrada en vigencia de la norma que les exige a la flota instalar dispositivos especiales para su tratamiento.

Es curioso que lo exija la Prefectura, cuyo edificio en Mar del Plat todavía espera por la conexión de la obra de cloacas. Cuando la terminen, los residuos orgánicos terminarán en el Emisario Submarino, un par de millas mar adentro.

La flota menor no puede tirar las “aguas sucias” dentro de las 12 millas, sino que además de instalar un tanque de acopio y un dispositivo que los triture, que le quita autonomía y deberá actualizar los planos de carga porque modifica su estabilidad, deberá contratar un camión atmosférico cada vez que entra a puerto para que lo lleve también al Emisario, que lo volcará al mar, pero a menos de 3 millas. Un delirio desde todo punto de vista.

“Prefectura no parará barcos pero hay que hacer alguna ´presentación que de lugar a que ellos evalúen el caso y otorguen una prórroga”, avisaron los referentes armatoriales a sus asociados.

Que solo exigirán un croquis donde figuren las modificaciones y no planos certificados por ingenieros navales, según reconocieron Santucci, director de Reglamentación, Moreira, de Protección Ambiental y D´Amico, del Polinave.

Veremos si cumplen… Buen domingo


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