La palabra casino, como muchos ya sabrán, es polisémica o, lo que es lo mismo, contiene diferentes significados. Para muchos, este término define un lugar, en los tiempos actuales, físico o virtual, en el que se realizan diferentes actividades vinculadas a las apuestas, como los juegos de cartas, la ruleta o las máquinas tragamonedas, entre muchos otros. Pero no es la única definición que esconde esta palabra. Ya en el pasado y en el presente ha tenido mucha relevancia como lugar de socialización.

La otra excepción, aunque para algunos segmentos de edad puede ser desconocida, también es de gran popularidad en Argentina. Son establecimientos normalmente fundados y sustentados económicamente por unos socios que se pueden reunir en las instalaciones para realizar diferentes prácticas lúdicas y culturales. Entre ellas, como no podía ser de otra manera, los encuentros de naipes y de otros juegos de mesa entre conocidos y amigos para pasar un buen rato.

Mientras el casino vinculado a los juegos de cartas, como el póker, ha ido migrando a las pantallas a través de plataformas especializadas, brindando informaciones detalladas, así como partidas y campeonatos al instante; en los locales sociales han ganado peso otro tipo de actividades. Con menos enfrentamientos de cartas que antaño, ahora disponibles a través de los dispositivos inteligentes, han pasado por delante otras prácticas vinculadas a la socialización y al fomento de la cultura.

Juego, fiesta y restauración

Aunque los casinos como lugar social han ido a la baja con las nuevas generaciones, que ya cuentan con bares o boliches para relacionarse los unos con los otros, se siguen realizando hoy en día muchas actividades para dar vida a los establecimientos. Si bien es cierto que el juego está más en las pantallas que sobre las mesas de los locales, muchos se sustentan por los servicios de restauración, ya sea como bar o restaurante, ofreciendo comida y bebida a los socios y demás asistentes.

No solamente sirven para satisfacer el apetito y la sed. Son espacios que en su día fueron los precursores de los boliches, pues se realizaban fiestas de todo tipo y los vecinos de la zona podían bailar y descubrir nuevos grupos y estilos de música modernos del momento. Incluso en algunos, se llevaban a cabo escuelas de varios estilos de baile, como nuestro tango, que tanto se practicó en el pasado. Poco a poco, como muchas otras cosas, se está perdiendo y dando paso a una nueva forma de hacer.

En estos espacios tan polifacéticos, no todo era entretenimiento en estado puro: baile, comidas, cartas o juegos de mesa. También eran espacios que respiraban cultura por las cuatro paredes, algo que todavía se mantiene hoy en día, erigiéndose como una de sus vías para mantenerse. Pueden ser un lugar de talleres de temáticas específicas, espacios para que los vecinos discutan sobre aquello que les afecta, encuentros y mítines políticos o presentaciones de libros e iniciativas culturales como exposiciones de arte o representaciones teatrales.

Casino de Mar del Plata, nuestro referente

Para los vecinos de Mar del Plata de casino social hay un gran referente, el Casino Central, ubicado en la rambla frente al mar. Forman un complejo de grandes dimensiones junto al Gran Hotel Provincial y es uno de los principales atractivos de la ciudad, por su grandeza y su ubicación. Construido en la década de 1930, es considerado de estilo neoclásico francés, aunque cuenta con varias pinceladas de otras ramas artísticas. Los dos lobos de la entrada son de lo más destacado, pues se han convertido en iconos de la ciudad.

Entre las actividades que hoy en día alberga, además de la hostelería y la restauración, destaca el Teatro Payró y el Auditorium Centro Provincial de las Artes, como edificios más culturales. A su vez, también cuenta con un centro de información turística, diferentes monumentos esculturales de gran relevancia artística y unas salas de cine. No es de extrañar, viendo todos estos servicios y el enclave donde se encuentra, que sea una de las referencias sociales y culturales no solo de la ciudad, sino de todo el país.


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